A pesar de sus múltiples responsabilidades como educador, abogado, catedrático universitario, escritor, periodista, director de periódico, diputado, juez, fue un católico ferviente, de misa y comunión diarias, ministro y miembro de órdenes religiosas ya desaparecidas.
Aníbal Sosa Ortiz, quien desde muy joven se consagró al magisterio, reflejaba en su rostro una bondad seráfica, como se aprecia en fotos, pero de la cual da testimonio su nieta, Fantina Sosa. “Mi abuelo era un hombre de grandes valores morales, se destacaba por su sencillez y ayuda a los necesitados”.
“Su honestidad, honradez y humildad, sin importar posiciones, fueron sus grandes legados”, agrega.
No solo dedicó su tiempo al trabajo intenso, la familia y la iglesia, sino a la promoción y el engrandecimiento de la clase jurídica para lo cual fundó junto a otros colegas la Asociación de Abogados Dominicanos y participó también en la creación de la Revista Jurídica, órgano de esa entidad, de la cual fue director.
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Dirigió el periódico normalista “Razón y Fe” y publicó con frecuencia artículos religiosos en los diarios nacionales.
Dentro de la Iglesia fue ministro de la Orden Terciaria de San Francisco durante 10 años. En la reseña de su muerte se publicó que “por humildad franciscana su cadáver no fue llevado para recibir honores póstumos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo”, de la cual fue catedrático en la facultad de Derecho.
Pertenecía, además, a la Acción Católica y a los Caballeros de la Orden de la Virgen de la Altagracia.
Fue diputado por la provincia de Barahona y juez de la Cámara Civil Comercial durante 15 años.
La escuela y el amor
Aníbal nació en Santo Domingo el 15 de octubre de 1903, hijo de Julio Sosa y Rafaela Ortiz. Muy joven fue profesor de la Escuela Normal Superior, en la que se mantuvo largos años. “Ahí conoció a su esposa, Rita Mass Vicioso, también profesora y gran educadora, mi abuela, mujer de gran cultura y educación”, revela Fantina.
Rita sobrevivió a la muerte de su esposo, al igual que su hijo, Otto Sosa Agramonte Mass, padre de Fantina y Rita Sosa de Lavin, de su primer matrimonio, y de Joaquina, Teresa y Otto Sosa Bobadilla, del segundo.
El licenciado Sosa Ortiz falleció en la madrugada del 25 de junio de 1971, a los 68 años de edad. Fue sepultado en el cementerio de la avenida Máximo Gómez, luego de una misa de cuerpo presente en la iglesia San Juan Bosco, oficiada por el padre Andrés Nemeth.
La calle
En 1975, el Ayuntamiento del Distrito Nacional solicitó que la calle “C” de San Jerónimo llevara el nombre de “Licenciado Aníbal Sosa Ortiz”, petición que fue acogida por el Congreso Nacional, que promulgó la ley el 11 de marzo de 1976.