POR ROSARIO TIFÁ
El simbolismo del anillo de boda -que significa amor por toda la eternidad– toma fuerza en el siglo XV, cuando se convierte en emblema de la fidelidad conyugal, y que según la creencia, descansa en el diamante, una de las piedras de mayor consistencia de su género.

Durante siglos esas sortijas con diamante eran utilizadas en las bodas entre los reyes y reinas y en los matrimonios de sus hijos. Además, se le atribuye a la piedra una fuerza invencible, un símbolo perfecto de la armonía en el matrimonio.

Esta piedra y otras tan bonitas y consideradas igualmente oficiales en las uniones matrimoniales, como el rubí, zafiro, esmeralda, amatista y las perlas, pueden engalanar un anillo tan especial.

Aunque no hay que descartar aquellos aros tradicionales en oro amarillo, desprovistos de piedras, que fueron durante siglos las joyas que representaban un compromiso matrimonial, y su diseño era invariable para la mujer y el hombre.

Con el paso de los años se ha establecido una separación entre el anillo del hombre y de la mujer, y no precisamente de concepto, sino en la confección y diseño.

Estos anillos son fabricados en oro blanco y amarillo, con o sin brillantería y en dos y tres tonos de oro.

Una variedad de estas prendas, que además se distinguen por su elegancia, se encuentran en Rita’s Joyas, propiedad de Rita Soriano de Decena. La joyería está ubicada en la plaza Nuevo Sol, en la calle Jacinto Mañón, ensanche Paraíso, de esta ciudad.