Utilizado desde la antigüedad por civilizaciones como la egipcia y la griega, el anís continúa siendo una de las plantas medicinales y culinarias más valoradas en el mundo. Ya sea en forma de semilla, infusión o aceite esencial, sus propiedades digestivas, relajantes y aromáticas lo convierten en un aliado natural para el bienestar.
Dos variedades, múltiples usos
Existen principalmente dos tipos de anís: el anís verde (Pimpinella anisum) y el anís estrellado (Illicium verum). Aunque comparten aroma y propiedades similares, su origen y aplicaciones varían:
Anís estrellado: proveniente de Asia, destaca por su forma estrellada y sabor más intenso. Se emplea en tés, caldos y como expectorante natural.
Beneficios para la salud
Ambas variedades contienen compuestos como el anetol, con efectos carminativos, antioxidantes y antiinflamatorios. Entre sus beneficios más destacados están:
- Alivio de molestias estomacales y gases.
- Reducción del estrés y la ansiedad gracias a su aroma relajante.
- Regulación del azúcar en sangre, especialmente al combinarse con canela.
- Apoyo al sistema inmunológico por su contenido en vitamina C, hierro y magnesio.
Cómo aprovecharlo
El anís puede consumirse en infusiones (1 a 2 tazas al día), como condimento en platos dulces o salados, o en forma de aceite esencial para masajes o aromaterapia. También es posible cultivarlo en casa, ya que es una planta resistente y de fácil mantenimiento