Annan no piensa renunciar

Annan no piensa renunciar

NACIONES UNIDAS (EFE).- El secretario general de la ONU, Kofi Annan, reiteró ayer que no piensa dimitir porque tiene mucho trabajo por hacer en los dos años que le quedan y mostró su alivio porque este «annus horribilis» está llegando a su fin.

   En su tradicional conferencia de prensa de repaso del año, Annan reconoció que la ONU ha pasado en los últimos meses por un duro trance por las acusaciones de corrupción relacionadas el programa humanitario para Irak «Petróleo por Alimentos».

   Lamentó que ello haya «ensombrecido» el trabajo humanitario que la ONU desarrolló en Irak en los últimos años del depuesto presidente iraquí, Sadam Husein.

   «No hay ninguna duda de que éste ha sido un año difícil, pero me siento aliviado de que este »»annus horribilis»» está llegando a su fin», declaró Annan.

   Reiteró que no piensa dimitir y argumento que tiene mucho trabajo por delante, además de tener el respaldo de la mayoría de países de la comunidad internacional.

   Pese a las críticas surgidas contra él y contra la ONU, admitió que algunas de ellas habían sido constructivas, y que espera llegar al fondo en el presunto escándalo en el programa «Petróleo por alimentos».

   Legisladores estadounidenses pidieron la dimisión de Annan por considerarlo el responsable de que Sadam Husein amasara 21.300 millones de dólares en sobornos y otras actividades ilegales aprovechando el programa de la ONU, que consistía en la venta de petróleo a cambio de artículos básicos para la población iraquí.

   Annan indicó que los recientes ataques «no han ayudado a la relación» entre EEUU y la ONU, e hizo hincapié en la necesidad de centrarse en la agenda pendiente para los próximos años.

   «EEUU necesita la ONU, y la ONU necesita a EEUU. Necesitamos encontrar una manera de trabajar juntos», precisó.    Annan expresó sus deseos para el año próximo, como que hayan menos muertes por conflictos, especialmente de personas inocentes y desplazados, y que se acaben las crisis en Africa, su continente.

   Pero, por encima de todo, transmitió su esperanza de que en 2005 mejore la situación en Irak y Sudán.

   «Hay mucha gente que está muriendo. Hay demasiado gente indefensa que se encuentra en el medio. Si pudiéramos ver una cierta mejora en algunas áreas, haría que mis noches y días fueran mejores», precisó.

   Sobre Irak, Annan mostró su preocupación por la violencia que, a su juicio, procede de distintos grupos, desde yihadistas y extremistas, hasta iraquíes que se resisten a la ocupación de EEUU, y dijo que si persiste «tendrá un impacto en las elecciones», previstas para el próximo 30 de enero.

   «Las elecciones no tienen lugar en un vacío. El contexto político y de la seguridad es importante. Pero la decisión de seguir adelante con los comicios es de los iraquíes, no nuestra», declaró.

   El diplomático ghaneano recordó que la ONU asesora y asiste a la comisión electoral independiente, pero no toma decisiones sobre el calendario político del país.

   Respeto a Sudán, Annan mostró su optimismo de que se pueda concluir un acuerdo a finales de mes, como se comprometieron el Gobierno y el grupo rebelde Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS).

   En su opinión, la firma de la paz en la guerra de secesión que se inició en 1983 ayudaría a promoverla en el resto del país, concretamente en la región noroccidental sudanesa de Darfur.

   Sudán vive paralelamente la crisis en Darfur desde febrero de 2003, tras el enfrentamiento entre el Ejército sudanés y las milicias Yanyauid, aliadas del Gobierno de Jartum, con dos grupos rebeldes que se rebelaron en protesta por la marginación y el abandono de su región.

   Annan subrayó que la seguridad se está deteriorando en Darfur, en donde ya han muerto 70.000 personas y han sido desplazadas 1,6 millones, por lo que se necesita más ayuda humanitaria, así como asistencia a la Unión Africana (UA) para que acelere el despliegue de soldados en la región.

   En su balance del año, también hizo hincapié en su propuesta de reforma de la ONU, que será tratada en la 60 sesión de la Asamblea General, así como en la necesidad de avanzar en los Objetivos del Milenio, entre ellos reducir la pobreza a la mitad y detener la epidemia de sida para 2015.

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