Hoy 
NACIONES UNIDAS (EFE).- El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ejerce una dura presión para que los países consensúen el documento final que deben aprobar los Jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre que comenzará el próximo miércoles.
Annan confiaba en que el proceso de negociación a contrarreloj que se produjo durante el fin de semana surtiría efecto, y de hecho, había convocado para hoy una rueda de prensa, que ha tenido que cancelar ante la falta de acuerdo.
La presión es máxima cuando sólo faltan menos de 48 horas para que se inicie la reunión de los 170 jefes de Estado y de Gobierno, que ya han comenzado a llegar a Nueva York, y cuando hoy finaliza el 59 periodo de sesiones de la Asamblea General. El documento que se negocia es de vital importancia para la organización, pues sienta las bases de su futura reforma, así como de las estrategias de los países para fomentar el desarrollo, los derechos humanos, luchar contra el terrorismo y actuar en los conflictos armados.
El portavoz de Annan, Stephan Dujarric, señaló hoy que los países ya han acercado posiciones en lo que respecta a los compromisos para impulsar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y para acometer la reforma de la gestión administrativa de la ONU.
Sin embargo, continúan distantes en aspectos importantes para la estrategia de la organización, como es el impulso al desarme y a la no proliferación de armas, así como en la lucha contra el terrorismo, ante la imposibilidad de poder consensuar una definición de este término.
«El secretario general está muy preocupado (por la falta de acuerdo sobre la redacción final del documento), pero es una decisión de los Estados miembros», dijo hoy a la prensa Stepahn Dujarric.
Annan ha insistido a través de su portavoz en que existe una gran «urgencia» y que los países tienen que hacer concesiones para poder llegar a un acuerdo.
Conforme han avanzado las negociaciones, el borrador ha ido perdiendo contenido en algunos aspectos, como los Objetivos del Milenio, ante la oposición de Estados Unidos a establecer un compromiso para que la ayuda al desarrollo llegue en 2015 a un 0,7 por ciento del PIB.
En otros aspectos, está completamente bloqueada, según algunos observadores, como en la urgente reforma de la politizada Comisión de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, que pretende sustituirse por un órgano más pequeño y efectivo. En un discurso pronunciado hoy en una ceremonia religiosa celebrada en una iglesia cristiana en Nueva York a la que acudió como invitado, Annan quiso restar importancia a la pérdida de contenido del borrador, al asegurar que puede mejorarse en el futuro.
«Sea cual sea el resultado (de la negociación), debemos ser conscientes de que no representa el fin del proceso. Más bien, es el principio», dijo Annan.
«Será entonces cuando tendremos que ponernos a trabajar para aplicar los puntos en los que ha habido acuerdo, y para seguir trabajando en los que no lo ha habido», añadió.
Varias organizaciones no gubernamentales han alzado la voz para protestar por la pérdida de contenido del informe, entre ellas Oxfam, que considera que los países se han limitado a bajar hasta el «mínimo común denominador» para alcanzar un consenso.
«El único rayo de esperanza en que los gobiernos alcancen, finalmente, un compromiso para proteger a los civiles de futuros genocidios, limpiezas étnicas y matanzas masivas», dijo hoy la portavoz, Nicola Reindorp.
Por contra, los avances son escasos en ayuda al desarrollo, donde el documento «simplemente reitera compromisos anteriores».
Para el colectivo «Llamada Mundial contra la Pobreza», que agrupa a varias organizaciones, en «esta negociación de última hora, los Gobiernos juegan a hacer política con la vida de decenas de millones de gente pobre en todo el mundo».
«El 2005 iba a ser la gran oportunidad, pero de manera incomprensible, los líderes retroceden hacia antiguos compromisos, lo que pone en peligro el objetivo de reducir la pobreza a la mitad en 2015», según Rasheda Choudhury, miembro de este colectivo. EFE
