FEDERICO MARTÍNEZ
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¿Y a mi qué?
Todo el mundo sabe que cuando los EEUU estornuda a América Latina le da catarro; no he oído a nadie decir lo que pasa cuando los EEUU coge un catarro con fiebre y tos. Vamos a tratar de aproximar el efecto de esta gripe sobre nosotros.
Menos remesas. Los migrantes dominicanos están principalmente insertos en el sector construcción y servicio de la economía norteamericana. El decrecimiento del sector implica desempleo para los migrantes legales y menores salarios para los ilegales, que junto al endurecimiento de las políticas anti-migración que caracterizan un año electoral en los EEUU pronostican un futuro difícil para nuestros compatriotas en el exilio económico.
Los datos del estudio de Bendixen y Asoc. señalan que tres cuartas partes de los tres mil millones de dólares que los emigrantes dominicanos mandan para mantener a sus familias aquí vienen de los Estados Unidos continental y Puerto Rico. En promedio, los dominicanos mandan para RD aproximadamente el 10% de sus ingresos.
Una caída de 3% en los ingresos de estos migrantes implica que deberán cortar sus remesas por lo menos en un 15% para distribuir el impacto equitativamente. Es razonable pronosticar que los ingresos por remesas se estancarán y podrían caer en unos $150 millones de dólares.
1,9 millones de dominicanos recibieron $2,700 millones de dólares en remesas en el 2004, de estos el 50% tienen ingresos de menos de 15 mil pesos mensuales; la remesa promedio significa un tercio del total de los ingresos de estas familias pobres.
La reducción que preveo en las remesas significará por lo menos una contracción de la demanda interna de los grupos más desposeídos de la nación en más de 5 mil millones de pesos.
Menos turismo. Durante los últimos cinco años el perfil de la composición del turismo hacia RD ha cambiado para favorecer el turismo norteamericano. Por el lado positivo, el estar apegados al dólar mantendrá la competitividad del destino vis a vis el turismo americano y nos hará más competitivos frente al europeo y canadiense.
Sin embargo, la reducción del ingreso disponible de los norteamericanos y de los dominicanos allí residentes afectará negativamente la actividad turística. El cambio hacia un turismo de mayor nivel de ingreso protegerá algunos destinos, pero la incertidumbre en el negocio inmobiliario en los EEUU puede hacer más tímido el flujo de inversión hacia los proyectos inmobiliarios locales.
Reducción del flujo de inversión extranjera. El empantanamiento de la economía norteamericana implica una actitud ambivalente del inversionista de ese país. La estrategia de protección del patrimonio implica invertir fuera de los EEUU, pero solo donde la seguridad jurídica lo haga atractivo y la moneda proteja el valor. Los mercados que mejor cumplen con esos postulados son: primero los de las economías emergentes del este europeo; en oriente China, India y los tigres asiáticos y en América Latina Brasil, Chile, México y Argentina y en menor medida Costa Rica.
Incremento del desbalance comercial. Con nuestro principal socio comercial desacelerado, la demanda por bienes de la RD se mantendrá fija o con tendencia a la baja, con la consiguiente reducción en los términos de intercambio. Sólo se exceptuarán los bienes básicos como los metales, cuya demanda se mantendrá alta todavía durante el 2008. Si a esto le agregamos subidas de precios de los bienes chinos y europeos por deterioro de la tasa de cambio entre sus monedas, las importaciones dominicanas pueden subir de precio en un 3 a 4% durante el 2008.
US$500 millones de dólares más que en el 2007 para petróleo. Petrocaribe cubrirá una parte de ellos, pero la diferencia se irá a incrementar la deuda externa, la cual puede terminar en un 2% del PIB adicional a los niveles actuales sólo por concepto de carburantes.
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