Los zapatos y el uniforme del año pasado no podrán ser usados porque los pies han crecido y el tamaño también, sin contar el desgaste del lavado y el planchado de los uniformes; es la razón por la que muchas familias de asalariados tienen que endeudarse para hacer frente al listado de libros y útiles escolares cuyos precios se incrementan cada año.
Las familias que tienen acceso al crédito en la banca formal toman préstamos, otros pagan el llamado “módico 20”, o veinte por ciento de usura para que sus hijos vayan a la escuela.
El costo de los útiles escolares para dos niños de segundo y cuarto de primaria, cuesta más de 16 mil pesos, sin contar los uniformes y los zapatos.
Muchas familias hacen sus compras por internet aprovechando el “Tax Free” que ofrece la mayoría de las tiendas de Estados Unidos con motivo del inicio del año escolar. En el mes de agosto le elimina el pago de impuestos a los útiles, no solo a los libros y cuadernos, sino también a los zapatos, uniformes, mochilas, loncheras y todos los insumos que necesitan para volver a la escuela.
El grito de los padres se repite cada año, sin que el mismo tenga eco en las instancias que deberían contribuir a aliviar el gasto que implica para las familias enviar sus hijos a la escuela.
Escribir sobre este tema es repetir lo que hemos expresado desde hace muchos años: primero por nuestra experiencia de madre de tres, segundo porque esos tres se han multiplicado y ahora son padres que están al grito y tercero un sondeo breve entre familias cercanas expresan lo mismo de todos los años.
Hemos propuesto desde el Observatorio Nacional para la Protección del Consumidor-ONPECO-desde hace tres años, que se liberen del ITBIS el pago de los útiles escolares o que se establezca un salario adicional en el mes de agosto.
Este salario podría ser uno solo para cada familia, de modo que, si ambos cónyuges trabajan, se le otorgue la compensación al salario más alto y eso ayudaría muchísimo a las familias cuyos ingresos se obtienen por el salario.
De acuerdo con datos consultados, 45 pesos de cada cien que ingresa a los hogares son generados por salarios y estos, aunque fueron incrementado el pasado mes, todavía se quedan muy por debajo de los costos que deben incurrir las familias cubriendo la llamada canasta familiar, cuyo primer quintil, o sea los más pobres, deben cubrirla con 13 mil pesos, y esto incluye absolutamente todo, desde techo, vestido y comida.
Se estima que en ese renglón está ubicado el 30 por ciento de la población calificada en la línea de pobreza.
Las empresas pequeñas pagan 10, 700 pesos de salario mínimo, las empresas medianas, 12 mil pesos y las grandes a 17 mil. Estos salarios están muy por debajo solo en los costos de la comida y ahora del costo de los libros y demás útiles escolares
Esto significa que los asalariados deben hacer malabares para su diario vivir y en agosto disminuyen todas las posibilidades de ahorros al tener que hacer frente a un gasto obligado como es la educación y la vuelta a la escuela.
La tanda extendida y la inversión pública en educación suplen los libros, pero no así los demás insumos, por lo que estamos hablando de que los 2 millones de estudiantes matriculados demandan útiles. Urge que se estipule algún tipo de compensación en agosto para suplir la demanda obligada de este importante sector de la población.