San Juan.  EFE.  El número de muertes violentas registradas desde enero pasado en Puerto Rico llega ya a 1,100, lo que hace de 2011, incluso antes de terminar, el año más sangriento de la historia de la isla.  

Una de las últimas víctimas de una ola criminal vinculada al auge del narcotráfico fue un niño de cuatro años, Jomar Rivera Rodríguez, fallecido de un tiro en la cabeza que se cree que iba dirigido a su padrastro, Kenneth Rivera Fontánez, de 21 años, quien también murió en el ataque.   El niño y su padrastro fueron identificados por medios locales como dueño de un punto de venta de droga.