Año nuevo, nuevas oportunidades

Año nuevo, nuevas oportunidades

A todo lo largo de la historia nos encontramos con importantes personajes que vivieron momentos en los cuales parecía que todo había terminado, con aparentes frustraciones que los dejaban desprovistos de fuerzas para seguir adelante, desilusionados de aquellos en quienes confiaban y a pesar de todo eso, comenzaban una y otra vez a caminar en pos de lo que entendían ser sus anhelados propósitos.

Cómo no recordar las tantas ocasiones en las cuales Abraham Lincoln participó en procesos electorales locales y nacionales, resultando derrotado de forma aplastante; su quiebra en los negocios y el deterioro de su salud podían hacer pensar que se trataba de alguien cuyo futuro estaba marcado con el fracaso. Sin embargo, hoy es un referente mundial de la lucha por la igualdad de los hombres por su proeza de abolir la esclavitud siendo presidente de los Estados Unidos.

En esa misma dirección cabe señalar el accionar de un joven parlamentario inglés, que en pleno apogeo de la economía británica de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se atrevió a proponer en la Cámara de los Comunes iniciativas legislativas para abolir la esclavitud en el imperio británico. Se trata de William Wilberforce, quien aferrado a sus principios cristianos, perseveró introduciendo una y otra vez su propuesta de ley, no importando cuántas veces fuera rechazada, hasta que aproximadamente tres décadas después el parlamento británico abolió la esclavitud acogiendo los planteamientos de este hombre perseverante. 

Un nuevo año es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, replantear nuestras prioridades, enfocarnos en nuestros objetivos, luchar por nuestros sueños de manera entusiasta. Es un tiempo muy corto para desperdiciarlo odiando y viviendo de forma egoísta; en cambio, puede ser toda una eternidad si somos capaces de vivirlo dando por gracia lo que por gracia hemos recibido de parte de Dios.

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