Añorando a Don Juan

Añorando a Don Juan

Al llegar al país en julio de 1966 con la presencia de tropas extranjeras en la República, fue entonces que mis superiores, gracias a Fidel Castro, mi antiguo compañero de bachillerato, me destinan a quedarme en la República para ejercer mi vida sacerdotal, pues no podía volver a Cuba.  No hay mal que por bien no venga, dice el refrán. 

En aquellos días un compañero jesuita, Jesús Castañeda, me paseó por Ciudad Nueva y constaté la actitud revolucionaria de jóvenes de los barrios.  Entonces me preguntó si quería conocer a Juan Bosch, de quien tenía noticias por su debate con el Padre Láutico. 

Le acepté la invitación y pude saludarlo personalmente.  Acababan las elecciones y Balaguer era el presidente.  Años más tarde, hacia 1979, siendo Director de un pequeño liceo rural (el primero del país) otro compañero jesuita, Chuco Villar (amigo de la familia) invitó a Don Juan a dar una charla a los alumnos .En vista de no contar con un auditorio para alojar a todos los estudiantes, acordamos que la charla se podía desarrollar en la Iglesia Parroquial San Lorenzo.  Precisamente en Río Verde la escuela lleva el nombre de Juan Bosch, ya que por allá vivió en su niñez. 

Nos ofreció una charla amena, con toques concretos de los objetos litúrgicos y nos deleitó con la vivencia de una gallina que había incubado huevos de pata y cuyos ¿pollitos? la espantaron, pues se lanzaron al río, su ambiente natural. 

A pesar de promover esta actividad, me han dado la fama de blanco.  Fui  párroco en el Santo Cerro en las Uvas; también director de las Escuelas Radiofónicas de Radio Santa María, que me pusieron en comunicación con muchos jóvenes del Cibao.  Fue entonces para mí una experiencia impactante que los jóvenes más idealistas participaran en los círculos de estudio del partido y se preparaban profesionalmente. 

Ciertamente una sorpresa la decisión de Don Juan de romper con su partido que él fundara y lideraba, pues quería rectificar las actitudes o purificar las actitudes que se habían infiltrado en sus cuadros.  Creo con la mayoría de los observadores que fue una solución valiente y arriesgada. 

A tal punto que tuvo que aceptar una cierta humillación cuando sus antiguos correligionarios del PRD lograron vencer a Balaguer en 1978. Sus sueños se hicieron realidad en 1996 cuando finalmente venció con el apoyo reformista. Ya antes de morir se deleitó con las victorias moradas.

He titulado estas líneas Añorando porque la presencia de ese líder y maestro político sería muy influyente en la vida social y política.  El ejemplo de renuncia y rectificación, juntamente con el sufrimiento que conlleva, se hace presente en estos momentos de sorpresa para todos, incluso para los responsables del famoso hoyo fiscal, y uno podría pensar qué propondría el líder y Maestro a sus antiguos circulistas y discípulos, si presidiera las cámaras legislativas.

Como tengo mi fe y no soy ni blanco ni morado ni “colorao”, termino con un documento manuscrito que encontré en el archivo del Santo Cerro, siendo párroco de esa iglesia, y que considerándolo histórico entregué a la instancia mayor de los Jesuitas, y que a su vez creo devolvieron a la familia de Don Juan, con ocasión de su fallecimiento.  Juan Bosch saluda al venerable Párroco de la Iglesia del Santo Cerro en ocasión de enviarle a través de Don Mariano de Caiupo, portador de la presente, una suma destinada a cinco misas de difunto a la memoria del inolvidable Padre Fantino, en cuya palabra aprendí el valor de la caridad cristiana. Ruego que no se dé publicidad a este envío para que no se atribuya a fines políticos, lo que es una promesa de veinte años atrás. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas