Años insalubres

Años insalubres

En los países subdesarrollados, un eficaz sistema de salud es ajeno a los grandes hospitales. No le importa la alta tecnología. Mucho menos la macroeconomía. Es en la atención primaria y secundaria en donde radica su efectividad.

Evitar las enfermedades, y tratar las más frecuentes rápidamente, es lo que se tiene que hacer. Luego de ocho años, el gobierno del  PLD no lo ha hecho. Lo que han logrado puede clasificarse de ridículo.

Los datos para respaldar mi afirmación están al alcance de cualquiera. La Organización Mundial de la Salud, CELADE y ENDESA, entre otras instituciones, los han ido tabulando. Y esos números, al hablar, nos dicen que la política de salud del PLD ha sido tan mala como la de educación. 

Comentemos algunas cifras. Solo un pequeño muestrario.

En ocho años no ha disminuido de manera significativa la mortalidad infantil (Fuentes: CELADE, ENDESA). ¡Qué vergüenza!

La mortalidad materna se eleva a ciento cincuenta y nueve por cien mil habitantes. Cuatro veces superior a lo esperado para la región (cuarenta y cinco por cien mil habitantes). ¡Increíble!

Setenta y ocho por ciento de estas muertes son evitables. Suceden por la falta de programas de prevención y atención primaria. ¡Imperdonable!

El embarazo en niñas adolescentes es de un veinte por ciento (Fuente: ENDESA). La falta de educación ciudadana y de educación sexual, la pobreza, el abuso sexual, los hogares desatendidos y las pocas fuentes de trabajo son algunas de las causas. Despreciando la salud ciudadana, se violaron, sin la protesta de ningún miembro del Poder Ejecutivo o Legislativo, las leyes 42-01 y 87-01 en por lo menos ocho de sus artículos, los concernientes a los controles de sistemas y subsistemas de salud pública de nuestro país. O sea, las leyes que podrían mejorar la atención primaria y secundaria.

La universidad estatal bombardea médicos de dudosas credenciales abandonándolos a su suerte. Mientras, mantiene una anarquía contable que la lleva al borde de la quiebra. Por el otro lado, acepta que le construyan el parqueo más caro del mundo y que le llenen de lujo su Alma Máter. Y todos tan panchos y con el pico cerrado. Quizás se deba a que las reformas las lleva el Gran Hermano Morado. El Intocable constructor del universo.

Sanidad es una entelequia. Obliga al pueblo a comer bacterias y a que cada pedazo de carne se corte en mataderos contaminados.

Rematando el desastre y la impudicia, lanzan a las masas a sumergirse en piscinas públicas con controles higiénicos medievales. Pero qué descaro, qué irresponsabilidad tan dañina y asquerosa. 

El nepotismo y los cheques múltiples reinan en un ministerio que con frecuencia no tiene dinero para pagarle al personal. (Fuente: documentos exhibidos en los medios).  La calidad de los medicamentos utilizados en los hospitales públicos es ínfima y se compran caras en baratillos internacionales. (Fuente: cualquier médico que trabaje en los hospitales o cualquiera que conozca de farmacia).

No existen excusas ni arrepentimientos. Existe, sin embargo, las ganas desesperadas de seguir, por cuatro años más, sin hacer nada.  ¡Alucinante!

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