La democracia ha creado sus instrumentos y definido con claridad las cuotas de poder de representación que corresponden a los conglomerados y demarcaciones.

Por esa suerte de ordenamiento tenemos un senador por provincia, un diputado por una determinada proporción de habitantes de cada provincia, y así por el estilo.

Sin embargo, ha llegado el momento de entender que es necesario modificar algunas de estas definiciones para hacer funcional y manejable el ejercicio de la representatividad proporcional.

Con apego al ordenamiento actual, para las elecciones congresionales y municipales del año próximo tendremos más de una veintena de nuevos diputados. También aumentará el número de síndicos y regidores, en función de las nuevas demarcaciones creadas.

La pregunta crucial es: ¿resulta prudente y práctico que se mantengan las actuales reglas de proporcionalidad? Nos parece que no, que, por ejemplo, el número de diputados no debe continuar creciendo en base a las reglas actuales asociadas a la densidad poblacional. Eso, pues, debe ser motivo de estudios y cambios.

–II–

También deberían ser modificados los requisitos necesarios para otorgarle vigencia legal a los partidos políticos. La presentación de un número determinado de firmas no parece ser el más apropiado para dar vida a un nuevo partido, y tampoco parecen adecuadas las proporciones de votación que deben obtener estas organizaciones para poder conservar su personería jurídica.

Sin pretender restarle a la democracia parte de su esencia, basada fundamentalmente en la participación y la representatividad, no podemos darnos el lujo de continuar aumentando el número de organizaciones políticas, la mayoría de las cuales solo existen para poder negociar posiciones con los partidos mayoritarios.

Creemos y defendemos los derechos de las minorías, pero entendemos que su papel debería ser más útil.

–III–

También requiere algunos ajustes la forma de hacer campaña que se acostumbra en la mayoría de los partidos.

Las propias organizaciones deberían establecer controles más rigurosos en lo que concierne a las tareas proselitistas de sus aspirantes a candidaturas, de manera que actúen de manera transparente.

De principio, valoramos el anuncio hecho por los partidos Reformista Social Cristiano y Revolucionario Dominicano, en el sentido de hacer más estrictos los requisitos para optar por nominaciones, que incluiría pruebas antidoping y otras exigencias.

En fin, hay que procurar que el avance del país sea integral y para eso hay que poner en fase con los tiempos nuestra arcaica forma de hacer política, de ejercer la democracia.