«Ansiedad por el status»

«Ansiedad por el status»

ÁNGELA PEÑA
«Cada vez que a un amigo le va bien, alguna cosita dentro de uno muere». Con esta célebre frase de Gore Vidal introdujo el periódico La Nación, de Argentina, el comentario del libro La ansiedad por el status, escrito por Alain de Botton, que contiene valiosas realidades para combatir ese terrible mal que embarga a la mayoría de la gente en estos tiempos. «La ansiedad por el estatus es la preocupación de no estar cumpliendo con los ideales del éxito de nuestra sociedad y el temor de que, como resultado, nos arrebatarán la dignidad y el respeto.

Es tan perniciosa que puede arruinar la capacidad de extendidos periodos de nuestras vidas y no solo afecta a los individuos sino también al comportamiento de los países», explicó el autor en una entrevista con el diario. Aseguró que «la búsqueda desenfrenada de poder, fama y dinero no es más que la manifestación externa de una necesidad extrema de aprobación o de amor».

«Escuchamos hablar del amor romántico todo el tiempo. Es lo que todos buscamos, lo que nos obsesiona. Sin embargo, también somos increíblemente sensibles a la atención que recibimos de otra gente, del jefe en el trabajo, de los colegas, de los amigos. Somos muy conscientes de la manera en que somos tratados y nos afecta si nos ignoran o no nos reconocen los méritos. Somos muy sensibles a este otro tipo de amor. Sin embargo, nadie habla del tema, así que me pareció sacarlo a la luz», explicó de Botton.

-¿Pero por qué llama a su objeto de estudio amor, como el amor romántico?- le preguntaron. Respondió que «hay muchas similitudes entre el amor que uno puede querer de un jefe y el que uno puede querer de un amante, dejando la parte sexual a un lado. Todo se reduce a algo muy simple: el deseo de que nos traten bien». Hizo un comentario bastante real: «El problema se debe a que en un momento todos tuvimos un estatus muy alto: si uno mira cómo se trata a los bebés o a los niños pequeños, queda claro que parecen emperadores romanos. Alguien te trae tu comida y si no te gusta, gritas y la tiras al suelo. Todos fuimos esos pequeños dictadores a los que la gente admira sólo por existir. Si a los 25 uno sigue tirando la comida al suelo no impresiona favorablemente a nadie. Justamente, crecer significa ceder todo este amor y atención que se recibe automáticamente para pasar a recibirlo de la sociedad sólo como respuesta a los logros».

Para Alain de Botton es muy peligrosa una sociedad que insiste en que todo puede ser distinto «dependiendo de nosotros», porque causa enormes niveles de ansiedad y depresión. «La evidencia mas clara se encuentra entrando en cualquier librería de Estados Unidos y yendo a la sección de autoayuda. Allí la mitad de los libros son sobre cómo convertirse en millonario para el próximo viernes, y la otra mitad sobre como lidiar con la baja autoestima. Ambos géneros están relacionados, porque para cuando llega el sábado y uno no se volvió millonario, necesita algo que lo haga sentir mejor consigo mismo».

Al preguntarle cuál sería la solución a la ansiedad por el estatus planteó: «Hay dos tradiciones occidentales que han abordado el asunto. La antigua Grecia con su idea de que la vida humana es trágica y que todos, hasta los reyes y reinas más poderosos, están sujetos a fuerzas externas que no pueden controlar… La otra es la cristiana, por la cual el hombre es pecador e incapaz de llegar a la perfección. Cristo mismo puso el énfasis en el punto más importante: que, fundamentalmente, todos somos iguales. Estas historias se han perdido con la edad moderna, que es básicamente tecnológica, muy optimista y dominada por la idea del cambio constante y la inmortalidad». El arte, agregó, también es importante, «dado que puede desafiar lo que la sociedad considera que importa. Y hasta el humor siempre es un arma muy útil para atacar el alto estatus de los demás».

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