Ante el mal tiempo, la comparsa

Ante el mal tiempo, la comparsa

MARIEN ARISTY CAPITÁN
m.capitan@hoy.com.do
Aunque hace veinte años que no me arrodillo ante un confesionario, hoy debo confesar que he pecado. De súbito, consciente y premeditadamente, me he convertido en algo parecido a una mentirosa compulsiva.

Rompiendo algunos preceptos básicos de mi educación, envuelta en esa ética católica que imperaba cuando crecí por allá por los 70, hoy me encuentro inventando una buena suerte de excusas. Y todo, a pesar de que sonará mal, para evadir llevar a alguien cualquier lugar.

Podrán tacharme de mezquina y, quizás, tengan razón. Pero, con un galón de gasolina que llega ya a los RD$177, ¿a quién puede ocurrírsele ser tan servicial como para desviarse de su camino? Yo, lo reconozco, ya he perdido esa virtud.

Por ese motivo, además, intento levantarme cada día más temprano para ver si tengo la suerte –que nunca la tengo- de no encontrarme tantos tapones cada mañana; y salgo cada vez más tarde del trabajo porque, aunque desgaste el cuerpo, así logro rendir más el combustible.

Mientras yo paso por maleducada, duermo menos, trabajo más y vivo al borde de un ataque de nervios cuando veo que me toma una hora ir a trabajar, los políticos del patio andan de caravana en caravana o, lo que es lo mismo, quemando combustible cada fin de semana.

Y lo hacen al tiempo de ofrecernos promesas vanas que se traducen en un futuro mejor que nunca llegará si no se ponen a pensar en cómo capearán la tempestad que se nos avecinará producto de las constantes subidas del crudo. También, y al son de sus proselitistas comparsas, nos dan un malísimo ejemplo de cómo dilapidar el dinero.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas