¡ANTE EL MILAGRO DE LA EXCELENCIA!

¡ANTE EL MILAGRO DE LA EXCELENCIA!

¡Gestión & acción cultural en Santo Domingo!
Si aun fueran posibles las acciones de resistencia y libertad, la más precisa y vital tendría que ser la acción cultural porque la cultura ha sido y sigue siendo el sector más despreciado y estrujado por la insensibilidad de la burocracia oficial y la aparente indolencia del empresariado en un contexto atravesado por la lógica espectacular de la banalidad. Decir cultura es apostar a la diversidad de los contenidos críticos y sensibles; la radicalidad de la creación y la autonomía de los creadores…

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La sociedad dominicana contemporánea, experimenta un complejo proceso de mutaciones políticas, económicas y culturales. Entonces, una gestión cualitativa desde el ámbito cultural, implicaría percibir y evaluar de manera despejada el epicentro, los bordes y los matices humanos de este proceso, respondiendo y accionando de tal forma que nuestras respuestas y acciones logren incidir efectivamente en el flujo de las nuevas miradas, conceptos y percepciones que exigen nuestro tiempo y nuestra realidad contextual.
La gestión cultural de calidad, requiere un alto nivel de relación dialógica con una multiplicidad de gestores, activos, agentes y/o “accionistas” de la cultura que le permita cumplir a cabalidad el compromiso social de su función y su misión. Por esta razón, los gestores culturales han de poseer y demostrar una alta sensibilidad humanística ante los procesos contextuales, así como un conocimiento profundo sobre los incidentes globales que afectan su práctica.

En Santo Domingo, podríamos contar con los dedos de las manos las instituciones culturales cuyo estilo de gestión se caracterice por su responsabilidad con el propio sector o por su capacidad de mediación, vinculación y negociación con la comunidad. Incluso, desde algunos “tentaderos” del ámbito privado hasta se llega a alardear de un elitismo delusorio y tristemente desfasado.

Sin embargo, tal como ya hemos advertido, la prueba del milagro cotidiano de la calidad en el medio cultural local, persiste incontratable gracias a la entrega de instituciones como el Centro Cultural Perelló (Baní), el Centro de Convenciones y Cultura Dominicana UTESA (Santiago de los Caballeros) y el Centro Cultural Mirador, Santo Domingo. Y precisamente, desde la primera semana de marzo hasta finales de mayo del pasado año 2019, el CCMSD, suscitaba otra vez la constante del asombro al materializar la muestra titulada “Conciencia, innovación y permanencia/Homenaje a Soucy de Pellerano”.

Integrada por más de 40 obras esenciales, entre pintura, dibujos, esculturas e instalaciones, realizadas a lo largo de sus más de seis décadas de ardua trayectoria productiva por Soucy de Pellerano (1928-2014), aquella excelente muestra significaría el más justo y ecuánime reconocimiento posmortem a la más creativa, rebelde, jovial y emblemática exponente de las prácticas artísticas de ruptura y reflexión en el Santo Domingo de las últimas siete décadas.

Purísima de León, Juan Guerra Guerrero y Kiara Paniagua, principales anfitriones del CCMSD, junto a un equipo multidisciplinario, integrado por los artistas Rosalba Hernández y Joan Jiménez y el crítico de arte Abil Peralta Agüero, responsables de la labor curatorial y museográfica, trabajaron estrechamente con Jesús y Walterio Pellerano, hijos de la artista homenajeada, logrando una de las exposiciones de mejor soporte y mayor importancia que haya dedicado una institución cultural del sector privado a una de las máximas genialidades del arte dominicano contemporáneo.

El caso del Centro Cultural Perelló, localizado en Escondido, Baní, provincia Peravia, y dirigido desde el 2012 con gran espíritu de inclusión por la reconocida gestora cultural y artista visual Julia Castillo Mejía, se torna paradigmático ya que, además de constituirse en la más abierta, activa y principal instancia cultural de toda la región Sur, viene integrando y aprovechando en sus programas la materia revitalizadora del diálogo, la sinergia productiva y la cooperación internacional con unos resultados ciertamente significativos.

En efecto, desde mediados de octubre del 2018 hasta el 18 de enero del 2019, el Centro Cultural Perelló acogió en sus salas de exposiciones las colecciones de grabados “La Flauta Doble” y “El Entierro del Conde de Orgaz”, constituidas por 29 grabados originales del célebre artista español Pablo Picasso (1881-1973) y propiedad de la Fundación Universitaria Iberoamericana con sede principal en Barcelona, España. Esta enriquecedora experiencia de los banilejos y sureños con la obra gráfica de Picasso, fue posible gracias a los esfuerzos del CCP, el Centro Cultural de España en Santo Domingo y la Embajada de España en nuestro país.

El espíritu de apertura, la diversidad y la calidad de los contenidos nutritivos del calendario expositivo (2019) del Centro Cultural Perelló, también se evidenció en “Matrimonio de Amor”, muestra conjunta de pintura y escultura de Julia Castillo y Juan Carlos Gómez (desde finales de abril hasta mediados de julio), así como en la exposición individual del destacado artista mocano Carlos García Baret, titulada “Éxodo/Descompostura IV/Confesiones”, presentada desde el 9 de agosto hasta finales de octubre.

En la atractiva selección de obras pictóricas con que fortalecía la muestra “Matrimonio de Amor”, Julia Castillo materializaba un universo visual vitalizado por entrevisiones de siluetas humanas abrazadas; unos recintos cromáticos reflexivos; un repertorio sígnico impregnado de misticismo, así como unas “sonoridades” energéticas saturadas de magia e intimidad que cristalizaban su intenso abrazo existencial con la espiritualidad y las raíces culturales identitarias del Caribe.

Por su parte, en “Éxodo/Descompostura IV/Confesiones”, Carlos Baret volvía a sorprender positivamente con una nueva serie de obras pictóricas sobre tela y papel, a las que sumaba tres espléndidas y chocantes orquestaciones instalativas de lectura polivalente a través de las cuales superaba de manera impecable su prueba creadora desde las mismas entrañas del mixtificado proceso de mutación sociocultural que estalla ante su mirada sensible, disruptiva, cuestionadora, introspectiva y autocrítica.

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