¡Ante el milagro de la excelencia!

¡Ante el milagro de la excelencia!

¡Gestión & acción cultural en Santo Domingo!
En el campo de la gestión cultural, como en la vida y en toda acción humanística implicatoria, la calidad ha de ser más importante que la misma gestión, la misma vida y el mismo accionar. Y esto es así ya que la importancia requerida por la singularidad de la cultura y sus productos se torna fundamental. La cultura es la base de la individualidad, las identidades diversas y la misma condición humana…

La calidad admite su definición como un conjunto de atributos inherentes a algo que establecen y reafirman su valor. El término se relaciona con las ideas de virtud y excelencia. Los orígenes de esta conexión se sitúan en la Grecia clásica (siglos V y IV antes de Cristo), donde el concepto “Areté” (virtud o excelencia), deviene esencial en la filosofía política, la metafísica y la ética socráticas, platónicas, aristotélicas y epicúreas.
En los dominios de la gestión cultural, la excelencia distintiva de una responsabilidad, un estilo gerencial, una misión, una acción, un servicio y unos resultados, no sólo exige un grado máximo de atención en el proceso de lo que se hace, sino también herramientas multidisciplinarias y el seguimiento de criterios rigurosos de planificación, control, seguimiento y evaluación crítica.

Estas líneas se justifican ante el sistemático y aflictivo déficit cualitativo que acusa la práctica de la gestión cultural en el Santo Domingo de las últimas tres décadas. Recordemos que en el proceso de ejecución efectiva de esta especializada y sensible órbita humanística, la excelencia no sólo atañe al sistema de gestión, sino que también deviene en exigencia rigurosa en cuanto a los contenidos programáticos y al mismo despliegue representativo y contextual de las acciones y los productos culturales.

Así, se nos revela como verdadera “maravilla” la indiscutible plenitud cualitativa que, a lo largo de la última década, remarca los “fondos” objetivos y subjetivos de una serie de programas de actividades y proyectos expositivos realizados por las principales instituciones culturales y artísticas de nuestro país, tanto del sector oficial como del ámbito privado. Ahora bien, el examen detenido de las mitologías del absurdo y los milagros cotidianos que vitalizan el escenario artístico y cultural dominicano de la actualidad, reclama un tiempo y un espacio indisponibles en la ocasión.

Mientras tanto, sin embargo, se impone registrar algunos casos ejemplares. En primer lugar, destaca la Galería Nacional de Bellas Artes, dirigida desde hace más de una década por la reconocida gestora cultural y crítica del arte Marianne de Tolentino. Al ser una institución sin presupuesto y dolorosamente atravesada por la pasmosa aridez improductiva de la burocracia oficial, la gestión cultural que viene practicando Marianne de Tolentino al frente de la Galería Nacional de Bellas Artes se podría calificar como una auténtica y admirable taumaturgia al menos en cuanto a la excelencia atributiva de sus exposiciones más relevantes.

Precisamente, este último apunte se confirma ante la impactante y memorable exposición “Casa Balística” del reconocido artista visual HRSuriel, presentada por la Galería Nacional de Bellas Artes desde principios de agosto hasta finales de septiembre del pasado año 2019, constituyendo esta, sin ninguna duda, la más completa, reveladora y significativa muestra individual organizada recientemente por una institución cultural oficial.

La espectacularidad del despliegue museográfico, ejecutado por Miguel Ramírez sobre un diseño del propio HRSuriel, fue equiparable a los óptimos resultados de los curadores: Marianne de Tolentino y Odalis G. Pérez, director de la Escuela de Cine de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, ya que el núcleo medular de “Casa Balística”, contenía una serie de propuestas estéticas y contra-estéticas (más de 40 obras, entre pinturas, esculturas, collages y ensamblajes sobre tela, papel, metal y madera) con las que HRSuriel reafirmaba su distintiva capacidad para renovar su técnica; sus códigos estético-ideológicos y sus propios registros plásticos, matéricos, espaciales e imagéticos.

En el sector privado, también tenemos instituciones que desarrollan programas y proyectos de gran trascendencia y capaces de competir al nivel de la excelencia. Este es el caso de la galería Arte Berri, localizada en la calle Hostos #105 de la Zona Colonial. El pasado año, Arte Berri organizó y acogió con rotundo éxito la cuarta edición del Premio Diario Libre de Arte Contemporáneo.

Un Jurado de lujo, integrado por Véronique Chagnon Burke, consultora de la división educativa de Christie’s (Nueva York); Melanie Reim, Decana de la Escuela de Arte y Diseño del Fashion Institute of Technology (Nueva York); Rosangela Pellerano, de la Fundación Diario Libre; Bingene Armenteros, directora de Arte Berri y Fernando Casanova, autor del blog Arte Libre de Diario Libre, evaluó las obras de 115 artistas con 34 seleccionados y 3 premiados.

La muestra de las obras seleccionadas y premiadas de la cuarta edición del Premio Diario Libre de Arte Contemporáneo fue inaugurada en Arte Berri la noche del 9 de junio y permaneció abierta al público hasta el 1 de septiembre. El Primer Premio, con dotación de RD$200,000.00, fue para Annabelle Lucas por su obra en técnica mixta sobre tela “La madre, la hija, la amiga de alguien”. Las Menciones, con dotación de RD$50,000.00 cada una, fueron para Yocelin Ramírez por su obra “Espacio paleolítico” y Yamilé Suero Hernández por su obra “Sin título”.

Asimismo, la noche del jueves 14 de noviembre, Arte Berri inauguró la muestra “Entre cuadros y esculturas”, marcando la celebración de sus 14 años de actividad ininterrumpida. Integrada por sendos extractos representativos de la producción reciente de dos destacadas mujeres creadoras: la española Giomar Álvarez de Toledo y la consagrada artista dominicana Amaya Salazar. Dicha muestra, sostenía su único y efectivo punto de resistencia crítica en el formidable conjunto de obras (dibujos, pinturas y esculturas en hierro, resina, metacrilato, espejo y madera) que aportaba Amaya Salazar. (CONTINUARA).

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