Ante la inseguridad

Ante la inseguridad

El estado de inseguridad e incertidumbre que vive gran parte de la población, a causa de los atracos, traspasa los linderos de lo aceptable.

¿Cuáles son las causas de esas acciones delictivas?

Hace tiempo expuse que la violencia y la delincuencia tienen raíces profundas en los muchos lastres que arrastra la sociedad. Y agrego que las enormes deudas sociales contraídas por la clase política con la nación, constituyen una de las principales causas del flagelo.

Una propuesta que excluya un análisis multisectorial del problema, en estos momentos, carecería de peso y valor.

Como a los hacedores de opinión se nos tiene por todólogos, de nada valdría que desgrane aquí un rosario de recomendaciones a las que, además, se tratará con indiferencia.

Al margen de las acciones delictivas que han afectado a mi familia en días recientes, como parte del cúmulo de hechos que estrangula a la comunidad nacional, estimo oportuno señalar que las medidas anti-crimen adoptadas han sido infuncionales y tibias.

Es inadmisible que en 104 kilómetros cuadrados que enmarcan al Distrito Nacional, haya fracasado la articulación de un plan efectivo de protección ciudadana.

Resulta más que absurdo pensar que cada ciudadano tenga un policía asignado para cuidarle.

Pero de que todavía las autoridades andan por la tangente, no cabe la más mínima duda.

Los casos que recoge la prensa solo durante las últimas dos semanas, y que han robado la tranquilidad a una decena de barrios, los aporto como muestra.

No tratemos de ocultar el sol con un dedo. Hay que dedicar esfuerzos mayores hacia la consecución de la tranquilidad que reclama y merece una población angustiada.

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