Ante la realidad humana, la verdad de Dios

Ante la realidad humana, la verdad de Dios

De acuerdo a las circunstancias que atravesamos, nuestro temperamento, emociones, ánimo, pueden variar. La pérdida de un ser querido o del trabajo, problemas emocionales o económicos, pueden ocasionarnos temor, duda,  llevándonos a la incertidumbre e inestabilidad ya que  tendremos que enfrentar lo desconocido, superar el dolor de la pérdida y emprender un nuevo camino.

Existen dos posiciones que podemos asumir ante estos acontecimientos contradictorios: de manera negativa, estancarnos en la rebeldía por la no aceptación de lo que nos ocurre, lo que hará crecer raíces de amargura en nuestro corazón, retrasando, así, el proceso de avance y restauración.

De forma positiva, mientras atravesamos el viento contrario, podemos crecer, visualizando el trayecto hacia una nueva etapa, determinados a cerrar la puerta  de lo que queda atrás y extendernos hacia delante.

Lo único cierto, en medio de este tiempo difícil, es que podemos confiar en el amor y cuidado de Dios. Que sobre Él podemos echar toda nuestra ansiedad porque  conoce nuestras debilidades, tristezas y necesidades.

Es una experiencia de total dependencia con nuestro Creador, ocasionada por una constante y profunda relación con Él que nos hace entender que nos ama con un amor inigualable, que si nos permite pasar por estas pruebas es porque  es necesario para dirigir nuestros pasos hacia el destino que trazó para nosotros.

Los razonamientos humanos deben ser desechados, sin considerar lo que vemos o escuchamos, buscando a Dios en oración, conociendo así Su voluntad, que siempre es buena, agradable y perfecta, recibiendo la revelación, la guianza y el entendimiento que nos permitirá transitar seguros y confiados. 

Ordenémosle a nuestra alma volver a su reposo porque los caminos y pensamientos de Dios no son los nuestros, sino que son mucho mejores en calidad y cantidad. Soportemos la prueba sabiendo que es una breve tribulación y que, al terminar,  estaremos más fortalecidos y en un mayor nivel.

Esforcémonos y seamos valientes, no temamos ni desmayemos porque Dios está con nosotros. Reposemos y contemplemos las maravillas que Dios hará delante de nuestros ojos porque El obrará a favor de los que esperan fielmente. Es Dios mismo quien nos dice: “Estad quietos y conoced que Yo Soy Dios”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas