Ante un crimen brutal

Ante un crimen brutal

FEDERICO A. PEGUERO OLIVO
Al enterarme de la trágica muerte de la señora Norka Paradas Demorizi, di un grito de dolor, de espanto, de furia, tristeza y frustración Norka, no merecía ese brutal y bárbara muerte.Ella no era una simple indefensa mujer dominicana, tampoco una común gerente de joyería. Norka fue siempre una mujer luchadora, quien por herencia de su padre el señor don Luis Paradas (q.p.d) se convierte en dueña y directora del Liceo Dominicano en la calle Las Mercedes de esta ciudad.

Allí, en ese centro de enseñanza, muchos jóvenes se graduaron. Allí también yo me gradué de bachiller en Ciencias. Fue en ese centro de enseñanzas donde muchos recibimos los toques finales en preparación para entrar a la universidad. En cuanto a mí, el Liceo Dominicano me preparó para mis estudios galénicos de la UASD. Fue en el Liceo Dominicano, donde profesores como don Tiburcio Millán López, nos inyectaron el poder de persistir y luchar para vencer el monstruo de la pereza y la ignorancia a través de constante estudio.

Esa fue una base sólida para obtener la exitosa carrera médica que disfruto. Esto se lo debo a don Luis Paradas y a Norka Paradas Demorizi.

Por eso hoy levanto mi voz, un grito de dolor y tristeza, grito de furia, frustración y perdón. Es un llamado a la conciencia nacional, es un llamado a las autoridades, es un llamado a mis compañeros y a muchos otros que nos graduamos en ese Centro de Enseñanza, para así frenar esos actos bárbaros. Tal vez este llamado sea un sueño imposible, tal vez, este grito llegue a los cobardes delincuentes, asesinos y ladrones que quebraron a destiempo la vida de Norka, segados por el brillo del oro sin percatar que destruían la vida de una mujer de lucha y ejemplo.  Tal vez el eco de éste llamado a esos cobardes delincuentes, se arrepientan y frenen la repetición de daños irreparables, como éste. Hechos como estos manchan la imagen de nuestra patria, pues no solo transciende el círculo nacional, sino a los aires extranjeros.

No hay crimen impune, ni mucho menos éste tan horrible. El círculo de la justicia se cerrará algún día en éstos delincuentes, a la corta o a la larga; lo que sembramos eso cosechamos. Adiós Norka, permita Dios Todopoderoso que Nuestro Señor Jesucristo, camine con tu alma al seno celestial y descanses en paz junto a tu querido padre don Luis Paradas.

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