Antes de votar, piénsalo un poco

Antes de votar, piénsalo un poco

Estar frente a ella es una responsabilidad. Aunque muchos no lo vean, y ni siquiera lo piensen, las urnas representan  más que una caja en la que depositamos el voto: en ellas se deposita nuestro futuro como país.

Por más banal que algunos lo vean, este es un ejercicio que debe tomarse en serio. No se trata, a pesar de que para muchísimos es eso, de una fiesta en la que se rinde culto a quien nos dio una ayudita o, quién sabe, hasta un momento de solaz.

Son demasiadas las cosas que se ponen en juego.

 Estamos hablando de las leyes que nos rigen (y nos permiten gozar de más o menos libertades); hasta los niveles de inversión en las diversas áreas de desarrollo.

El Congreso Nacional, aunque hasta ahora siempre lo ha disimulado muy bien, tiene la responsabilidad de velar porque el país funcione.

Para ello está llamado a controlar el gobierno para ser, más que un esclavo servil, un ente de moderación.

Es por esto que debemos procurar que nuestras cámaras estén lo suficientemente equilibradas. Eso, el que haya representación de todos los partidos, es lo único que nos va a garantizar  cierto control.

Son muchas las atrocidades que se cometen en nombre de las mayorías aplastantes. Ya lo hemos visto en los dos últimos congresos: el primero se arrodilló ante la propuesta reeleccionista de Hipólito Mejía, mientras el segundo nos legó la Constitución que quiso el presidente Leonel Fernández.

Una mayoría absoluta del gobierno podría significar que el Congreso desempolve iniciativas que tuvieron que engavetarse por culpa de la presión.

Una de ellas, me atrevo a apostar, sería la de la isla artificial.

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