“… antes que el Mundo pierda su Visión…”

“… antes que el Mundo pierda su Visión…”

-Parte II-

El tiempo se ha ido más rápido que de carrera… Píndaro está cautivado por los inicios de Mundo Visión… ese medio noticioso que hoy ha pasado a mejor vida pero que, gracias a la magia de la memoria, los recuerdos nos transportan más allá de lo impensable en este siglo XXI…

Al caer la tarde, todavía está sentado en el Parque Duarte, junto a su inseparable Herminio… Junto a él, trae a su memoria unas emisiones del noticiario que, más que nocturnas”… eran.. ¡noctámbulassss!…

“Oye –increpa Píndaro-… ¿Cómo se hacían ustedes para transmitir una emisión de Mundo Visión a la una de la madrugada, en una época en que eso era casi ‘una malapalabra’…. ¿Quién los veía a esa hora?..”.

Los buenos momentos de esa época transportan a Herminio a una vida de grandes experiencias, que hoy jamás serán encontradas en un libro…

Motivado por el reto que le ha presentado Píndaro, pone a funcionar su memoria y exclama: “¡Caray… qué buenos tiempos aquellos para hacer televisión!… ¿Tú te imaginas, Píndaro, que una noche de un lunes estábamos transmitiendo “El Juego de la Semana”, que era la señal que Grandes Ligas nos autorizaba… Por cosas del destino, el juego se fue a extra innnings… Dan las 10… Son las 11… Llega la medianoche… El encuentro se va al inning 14 y… ¡son las 12:45 de la madrugada!… Mientras la emoción nos arropa a todos, los camarógrafos preparan sus dos cámaras –grandes y pesadas como el monumento de Santiago- y me avisan de los controles que me aliste… que, tan pronto el juego se defina y termine… vamos al aire…”.

“Estoy sentado en el cuarto de maquillaje –todavía tenía pelo y la aplicación de la pasta para evitar el brillo de las luces en mi cara era sencillo… No podía entender quién nos estaría viendo… Se me ocurre entonces pedirle a Cuqui Janer que por qué no llamaba a Popy y le pedía autorización para cerrar la transmisión al terminar el juego… Hizo la llamada… El hombre estaba despierto, mirando el juego y chequeando sus cartones… Cuando escuchó la solicitud de todos, su respuesta fue inmediata: ‘¡El noticiero VA!… ¡Tenemos un compromiso con nuestros anunciantes y VA!”

“En medio de la transmisión, el narrador del encuentro menciona el out 27… Es la 1:10 de la madrugada… Al ver la hora, le pregunto a uno de los camarógrafos: ¿Y quién en Santiago –porque la señal no llegaba todavía a la capital- nos está viendo a esta hora?…. La respuesta no se hizo esperar: ‘¡Sólo los serenos del Hospedaje y la Plaza Valerio estarán viendo las noticias!’…. Eso se me quedó grabado en mi soñoliento cerebro… Llega la hora… Una voz me indica: ‘¡Herminio, al set!’… Ese día me tocaba hacer la emisión por mi sólo… Agarro mis papeles y ocupo el asiento… Sólo vestía pantalones jeans sin correa, chancletas sin medias… Una camisa blanca con corbata de rallas y un saco sport azul marino, porque las cámaras me enfocaban de la cintura para abajo… ¡Todo estaba listo!…

“Una sonrisa… Una voz que dice: ‘Tres… dos… uno… ¡En el aire!…. Mi soñolienta voz que luchaba con una ronquera por el cansancio de la hora, pronuncia la siguiente frase: ‘Buenos días, amigos serenos, fieles televidentes de Mundo Visión’…. Todo el que estaba en el piso de la transmisión estalló en una sola risa… Desde mi asiento en el estudio pude oír a Cuqui -que dirigía las cámaras y sacaba la señal al aire- romper con una una sola carcajada…. De inmediato, ¡vencimos el cansancio!… ¡Cobramos nuevos bríos!… Me atrevería a decir, que ha sido una de las emisiones más aleccionadoras de mis años en televisión…”.

“Herminio –le dice Píndaro- tienes experiencias para rato… Por qué no te guardas otras anécdotas para antes de que el Mundo pierda su Visión?…”.

 

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