Antesala de un nuevo acuerdo

Antesala de un nuevo acuerdo

RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
El presente gobierno está a punto de culminar las negociaciones para un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, llamado a representar el ancla definitiva de una estabilidad macroeconómica que comenzó a cimentarse desde el mismo 16 de agosto gracias al choque de expectativas y que se ha consolidado con el paso de las semanas gracias a la racionalidad del gobierno y de las políticas económicas.

A la pasada administración perredeísta del agrónomo Hipólito Mejía le corresponde el triste honor de ser el único gobierno, en los anales del FMI, que en dos revisiones inmediatas a la firma de un acuerdo fue incapaz de cumplir con la mayoría de las metas y topes del programa. El primer incumplimiento, en agosto del 2003, le costó al país un disparo de la tasa de cambio del 33×1 a más del 50×1, mientras la segunda en junio de este año, aunque no implicó un proceso devaluatorio adicional gracias a las expectativas favorables generadas por el triunfo del Dr. Leonel Fernández el 16 de mayo, sin embargo, fue causa eficiente de un mayor deterioro en la imagen del país en los mercados financieros, en el agravamiento del problema energético y el aumento del déficit del sector público consolidado.

Esta administración ha debido cargar con todo ese fardo y sin embargo a menos de tres meses de asumir la rama ejecutiva del gobierno el escenario macroeconómico ha sufrido transformaciones que el más optimista de los economistas no hubiese sido capaz de pronosticar.

La tasa de cambio ha caído desde un nivel de 43×1 la semana previa al 16 de agosto al 30×1 en esta semana y sigue bajando.

Los intereses de los certificados cupón cero del Banco Central en las subastas han disminuido de un promedio de 60% a 29%, lo cual ha permitido a la autoridad monetaria ofertar por ventanilla instrumentos a 30 días a una tasa de 25%. Y, seguirá en descenso, reduciendo en esa magnitud el déficit cuasi-fiscal.

Los mercados cambiarios están inundados de dólares, lo cual refleja el retorno de capitales atraídos por las expectativas de reducción y estabilidad monetaria, y todo apunta a que la oferta se incremente por efecto de la amnistía fiscal para la repatriación de capitales contemplada en el Art. 15 de la ley 288-04, los pagos de indemnizaciones por concepto de los daños ocasionados por las inundaciones, el aumento de la inversión extranjera y la oferta por parte del BC de instrumentos financieros de mediano plazo.

El equipo económico del gobierno negocia en medio de un escenario con variables económicas favorables al cumplimiento de las metas y topes, a pesar de ello, la tarea de negociar un nuevo acuerdo no ha resultado sencilla pues debieron en gran parte del trayecto demostrar a los técnicos del FMI que se trataba de un nuevo gobierno consciente de sus responsabilidades y comprometido con el cumplimiento de dicho acuerdo como única garantía del éxito del programa de estabilización.

En esa situación el gobierno ha debido disciplinar ostensiblemente sus finanzas, mantener a raya la nómina pública a pesar de las presiones de las bases del partido, lograr la aprobación de una reforma fiscal insuficiente y aun así para arribar a un acuerdo deberá eliminar todos los retrasos en el pago de la deuda externa, reducir en 4-5 puntos porcentuales el déficit del sector público consolidado y presentar un programa convincente de recuperación financiera del sector eléctrico.

El acuerdo con el FMI permitirá recibir inmediatamente US$61.73 millones para engrosar las reservas del BC, desbloquear recursos provenientes del BID y el Banco Mundial, también abrirá las puertas de una renegociación de la deuda externa y contribuirá a mejorar la clasificación riesgo-país en la medida que el gobierno cumpla con las revisiones trimestrales del acuerdo y con el calendario de pago de los compromisos externos.

En la antesala del acuerdo con el FMI el gobierno deberá completar ciertos requisitos como un proyecto de presupuesto acorde a los lineamentos del programa y aparentemente cerrar la brecha externa en base a financiamiento que deberá ser aprobado por un congreso en manos de la oposición.

El acuerdo con el FMI representa un compromiso de esta sociedad para salir de la crisis y recuperar el equilibrio macroeconómico, por ello ninguna fricción entre gobierno y oposición, independiente de las razones, puede justificar que el congreso, de mayoría perredeísta, signifique un obstáculo a la firma del acuerdo en este año.

Dos años de inestabilidad, inflación superior al 80%, retroceso de cinco años en el nivel de ingreso per-cápita, deterioro en los índices de salud y educación y pérdidas de puestos de trabajo comienzan a ser enfrentados y serán definitivamente superados gracias a los ajustes asumidos por toda la sociedad, especialmente los de más bajos ingresos, un gobierno guiado por un Presidente capaz y este inminente acuerdo con el FMI.
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