El principal responsable de la lucha contra el coronavirus en Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci, cree que la tercera dosis de la vacuna se administrará a la población de riesgo “razonablemente pronto”, en medio del debate de si las autoridades deberían o no aprobar una nueva inyección de refuerzo debido al aumento “revolucionario” de nuevos casos.
“Necesitamos verles desde una perspectiva diferente. Por supuesto que llamaremos a esas personas antes que a la población general que ya ha sido vacunadas, y deberíamos comenzar a hacerlo razonablemente pronto”, dijo el principal epidemiólogo de la Casa Blanca en una entrevista para la CNN.
Fauci aseguró que todas aquellas personas con un sistema inmunológico débil, incluidas aquellas que han logrado recientemente un trasplantes de órganos o reciben quimioterapia, “nunca han obtenido una respuesta adecuada” por parte de la vacuna contra el coronavirus, por lo que deberían recibir una tercera dosis.
Sobre la posibilidad de que esta dosis de refuerzo se administre a otros grupos de personas en situación vulnerable, Fauci ha dejado en manos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) esa decisión y ha informado que “tan pronto como” dispongan de más datos se irá actualizando la lista.
“Tan pronto como comprueben que el nivel de durabilidad de la protección ha disminuido, se anunciará la recomendación de vacunar a esas personas”, señaló en referencia a las personas mayores y a aquellas que viven en residencias.
“Las vacunas todavía están haciendo lo que originalmente se quería que hicieran, mantener a las personas fuera del hospital y evitar que enfermen gravemente”, enfatizó Fauci, quien ha alertado nuevamente del aumento diario de casos de coronavirus, superando la barrera de los 100.000, en especial debido a la variante Delta, mucho más contagiosa.
El epidemiólogo explicó que esta variante puede provocar que las personas contagiadas transmitan la enfermedad, lo que ha llevado recientemente a los CDC a modificar sus recomendaciones sobre el uso de la mascarilla en lugares cerrados. Indicó, además, que el aumento de casos en el país como resultado de la propagación de la variante Delta se puede revertir con vacunas adicionales.
El brote de COVID-19 en Estados Unidos cruzó este sábado los 100.000 casos nuevos confirmados diarios, una marca excedida por última vez durante el incremento de infecciones antes del invierno e impulsada por la variante delta del virus, mucho más contagiosa, y bajas tasas de vacunación en el sur.
A finales de junio, Estados Unidos promediaba unos 11.000 casos al día. Ahora el número es de 107.143.
Las autoridades de salud temen que los casos hospitalizaciones y muertes sigan subiendo si más estadounidenses no se vacunan. A nivel nacional, el 50% de las personas están plenamente vacunadas y más de 70% de los adultos han recibido al menos una dosis.
Estados Unidos tardó alrededor de nueve meses en cruzar el número promedio de 100.000 casos en noviembre antes de alcanzar un máximo de 250.000 a principios de enero. Los casos tocaron fondo en junio, pero tardaron unas seis semanas en volver a superar los 100.000, a pesar de que más del 70% de la población adulta ha recibido una vacuna.
El promedio de siete días de muertes diarias por el virus también aumentó, revelan datos de la Universidad Johns Hopkins. La cifra fatal se elevó en las últimas dos semanas desde alrededor de 270 muertes por día a casi 500 por día el viernes.
El virus se está propagando rápidamente a través de las personas no vacunadas, especialmente en el sur del país, donde los pacientes están colapsando los hospitales.
El número de estadounidenses hospitalizados con el virus también se ha disparado y la crisis ha empeorado tanto que muchos hospitales vuelven a tener problemas para encontrar camas para pacientes en lugares lejanos.