Impartirá clases magistrales y dará dos conciertos. Dice que de niño creía ser la reencarnación de John Lennon

POR JOSELIN RODRÍGUEZ
Hace cinco años que el guitarrista  Anthony Ocaña se radicó en España con la ilusión de seguir desarrollándose como músico e intérprete.

En visita a ¡Alegría!, reconoce que no fue fácil el proceso de transición. Apenas tenía 22 años y acababa de finalizar sus estudios en Nueva York.

“Llegué a España con un brazo delante y el otro detrás. No conocía a nadie y poquito a poquito me fui introduciendo. Tuve la suerte de vivir en la casa de un cantante español que empezó a presentarme músicos. Fue un proceso de tres años en el que tuve que adaptarme a esa cultura y a conocer los escenarios en los que hoy terminé tocando”.

Anthony definió ese proceso como una gran experiencia, que le permitió obtener el premio Francisco Tarrega, que conceden a la obra que se compone para guitarra, y presentarse en más de cien escenarios.

“Ese premio me llenó de muchas satisfacciones. Fue un incentivo para seguir desarrollándome, porque aquí lo que uno necesita es trabajar y cada cierto tiempo la vida te premiará por la labor que desempeña. Creo que vale la pena seguir haciendo el trabajo”.  

La Casa de América, el Círculo de Bellas Artes, la Casa de la Moneda, Clamores y Barcelona son algunos de los escenarios y ciudades españolas en los que se ha presentado. Fuera de España actúo en Portugal, en el Palacio Foz.

“Hay un público maravilloso que está deseoso de conocer nuevas propuestas musicales. Me gusta desarrollar mi trabajo sin pensar en cómo lo voy a definir. Eso es un problema muy grande encontrarle una definición a lo que uno hace. Como respeto mucho al público, creo que esa es una decisión que otros deben tomar, pues no sabría decirlo”.          

Sobre su  aceptación, Anthony dice que parece que su música va por el camino correcto. “Vale la pena sacrificarse y arriesgarse por hacer algo que uno verdaderamente ama. Esto es un premio por mi labor. Cada vez que me presento siento como que me voy alimentando para poder seguir en mis  proyectos. Es una satisfacción inmensa sentir los aplausos”.

VISITA EL PAíS

Tras dos años de ausencia, el  guitarrista Anthony Ocaña regresó a su país por dos motivos muy especiales: uno, impartir dos clases magistrales y el otro hacer dos conciertos en los que presentará su nueva producción, en la que aseguró encontrarán a un artista más maduro y evolucionado.

El joven artista dijo que tiene la necesidad urgente de presentar su segundo álbum. “Cada proyecto que hago me gusta que mi país sea uno de los primeros sitios donde lo presento. Quiero que conozcan el desarrollo que he alcanzado”.

Sobre los conciertos, serán a solo de guitarra, en los que incluirá temas de su segundo CD y del nuevo material que está recopilando para su próxima producción.  Las presentaciones serán el sábado 24 de marzo en el Centro León, a las 8:00 de la noche y el miércoles 28, en el Dominico Americano, a las 8:30 de la noche.

“El público que conoce mi música encontrará a un Anthony más evolucionado, pero siendo yo mismo. Me van a descubrir en una etapa más madura. Voy a presentar parte de mi material inédito”.  

Informó que las clases magistrales las impartirá el sábado 24 de marzo en el Centro León, de Santiago, y el martes 27, en el Centro Cultural Español. Estas clases tratarán sobre los ritmos musicales que han influenciado su carrera y sobre la puesta en escena de los guitarristas.      

Anthony está trabajando en la grabación de un disco para tambora y guitarra. “Siempre he sentido una deuda de poder hacer algo con este instrumento que no es muy conocido fuera de aquí. Decidí que este era el momento de hacerlo y en eso estoy. Me acompañará un tamborero de Santiago llamado Pablo Peña (Pablito Drums), que estudia en Berklee. Es un joven valor dominicano”.

INFLUENCIAS

Anthony Ocaña, un joven artista nacido el siete de marzo de 1980, dice que a lo largo de su carrera su música ha sido influenciada por diversos ritmos como son los grandes clásicos, el rock (The Beatles), el jazz, los ritmos populares caribeños y latinos y todos los géneros que ha ido descubriendo.

Recordó una anécdota de cuando era un niño y su padre lo encontró llorando al escuchar un réquiem de Mozart. “Esa música que escuché afloró mi sensibilidad y  debo reconocer que es una de las melodías que más me ha influenciado”.