No pretendo manejar ni jerigonzas ni galimatías, a pesar que para ser «contrapepehachizante» se precisa jeringar y hasta desplumar el gallo de un tal Matías. Y para confuso exordio ya basta.
Creemos que el engendro que se nombró PPH, que mal nació «Para Perpetuar Hambre».
Como nave pirata que en su mástil enarbolaba el «Black Jack» de la blanca calavera y las tibias cruzadas; a base de culebrinas y bombardas, el 16 de mayo resultó desmantelada, desvencijada, desaparejada y desarbolada.
Esa asociación, de socios asociados en sociedad (El PPH), para el Partido Revolucionario Dominicano representó una muy alta peligrosidad.
La asociación fue prohijada, sustentada y aclimatada como una sociedad netamente reeleccionista y asazmente continuista. Asociación degradante y malsana. Sociedad urticante y ponzoñosa, con ínfulas de sepulturera del PRD.
A ojos vistas, los aspirantes a zacatecas, a enterradores o a sepultureros, llevaron al partido blanco al palenque comicial, al matadero electorero, a la derrota de las urnas, de donde salió con mortaja morada.
Cuando aludimos al partido blanco, nos referimos al PRD de José Francisco Peña Gómez, de Virgilio Mainardi Reina, de José Delio Guzmán, de Antonio Guzmán Fernández, de Manolo Fernández Mármol de Secundino Gil Morales, de Mario García Alvarado, de César Roques, de Facundo Gómez y su hijo Carlos Gómez caído fusil en mano en la calle La Trinitaria; de Yolanda Guzmán la humilde asesinada de Mata Redonda, de Fellito Soler el combatiente de la zona norte, que aún muerto aferrado a una ametralladora de trípode seguía disparando… en 1965.
Cuando digo el partido blanco, me refiero al PRD de Felipa Gómez, de Henry Mejía, de Príamo Medina, de Rafael Flores Estrella. Me refiero al PRD de Hatuey De Camps, voluntad de acero que se alzó como el obelisco de Lusor, de manera granítica. Se alzó en contra del continuismo reeleccionista, ambicioso y voluntarioso del PPH. Por eso, ahora Hatuey puede convertirse en el reestructurador del partido blanco. Bien podría Hatuey alzarse airoso y con fuerza para exorcizar a las legiones de los bíblicos endemoniados y a los espíritus malignos que huyen de la luz diáfana y vivificante de la dominicanidad. Qué bien lo dijo aquel «Cantaclaro» que aseguró, que: «Antiguos aspirantes a la Presidencia de la República, golpeados por la dura realidad, se darán cuenta de que sólo tienen una alternativa: O se subordinan a posiciones decorativas o abandonan la política de una vez y por todas».
El mismo inteligente «Cantaclaro» asegura, que: «A la luz de la nueva situación que vivirá el Partido Revolucionario Dominicano, uno de los pocos dirigentes que podría asumir el liderazgo para rescatar a esa agrupación, a esa organización, de la desaparición es Hatuey De Camps. Los demás acaban de perder cualquier derecho a representar esa organización, luego del desastre, en que se hicieron cómplices del anacronismo fundamentalista del presidente Mejía».
Los descalabrados del 16 de mayo deben de pensar y hasta de preguntarse quién realmente fue que los descalabró.
Los descalabrados del 16 de mayo deben de pensar en Fuente Ovejuna. Félix Lope de Vega Carpio nos legó la historia trágica de Fernán Gómez, el cavernario Comendador.
El pueblo lo ajustició y cuando el Rey preguntó que: Quién mató al Comendador?
Le respondieron: «(Fuente Ovejuna, Señor!» «Y )quién es Fuente Ovejuna?» «(Todos a una es Fuente Ovejuna. El pueblo, Señor, es Fuente Ovejuna!»
En el carnaval eleccionario de la derrota del 16 de mayo, andaban: Las Caobas centenarias, los Campeches rompe hachas y los Ñandubais duros como el acero. (Qué descansen ya! Porque puede salir de un árbol viejo, quizás la cruz en que sucumba un Cristo, tal vez la rama en que se cuelgue un Judas. Pueden salir de un árbol viejo las tablas para la cuna de un niño o las tablas para el ataúd de un patriarcal anciano. Evoquemos a )Quo Vadis Domine? Y no imitemos jamás al super felón Quión Quilonides.