Anti-valores de la TV

Anti-valores de la TV

VLADIMIR VELÁZQUEZ MATOS
Dicen que recordar es vivir, y eso hacemos cuando nos retrotraemos en el tiempo y evocamos esos primeros años de nuestra infancia en Venezuela cuando era un país tranquilo para vivir con muchas, muchas cosas positivas (no sólo por el cambio al dólar que era en ese momento de cuatro bolívares por uno), sino por el contenido de su televisión, que si bien tenía sus programas de entretenimiento y sus «culebrones» (telenovelas), en el dial laboraban una plétora de grandes comunicadores e intelectuales.

Teniendo apenas conciencia por lo tierno de la edad, nos llamaba la atención un programa que siempre pasaban los domingos en la mañana, el cual, con posterioridad, al aparecer también en su forma impresa, se convirtió en acicate de nuestros intereses culturales, en el que su interlocutor, de manera llana y sin rebuscamientos pero con una formidable erudición (cosa que llevó al poeta Miguel Otero Silva a denominarlo como la cultura mejor amueblada de Venezuela), nos adentraba por todos los recovecos de la historia y sus grandes personalidades que la generaban, iniciando esas inolvidables mañanas con un «¡buenos días, amigos invisibles…!» Nos referimos a don Arturo Uslar Pietri y sus valores humanos.

Ciertamente hay muchas cosas que han cambiado, no todas ellas para bien, y creemos que una de las peores es el relajamiento que en los valores éticos se percibe a nivel universal, pues un programa como el antes mencionado no es negocio por el limitado «rating» con relación a los miles y miles de culebrones y talk show que se producen para inculcárnoslo en lo más profundo de la psiquis y así vendernos los anunciantes más detergentes, más cigarrillos y refrescos, mucha comida basura o automóviles que el sistema hace en poco tiempo desechables.

Y así como existe a nivel internacional una evidente crisis en la televisión (con sus notables excepciones como la BBC y otras), así mismo se manifiesta en la criolla, la cual, en un brillante y responsable escrito en su columna de este diario Hoy, la periodista Angela Peña denuncia poniendo los puntos sobre las íes sobre algo que estamos percibiendo y que cada día se hace más ostensible, es decir, de la arrabalización e indignidad de dicho medio generado por un grupo de individuos cuyo único fin es lo mercurial.

Esta denuncia responsable de tan acuciosa periodista no es una alarma de falso puritanismo ni de hechos aislados y fortuitos en el dial televisivo, es algo que cotidianamente nos golpea y nos pone en ascuas observando el grado de descomposición social al que hemos llegado, en donde cualquier analfabeto funcional propala sus criterios («rebuznos») al aire, con damas bien dotadas físicamente (no así en el neocortex), denominadas «megadivas» (aunque no entendemos eso de «divas» pues sólo así son llamadas las grandes estrellas del arte como María Callas, Alicia Alonso o Sarah Bernhardt), quienes sin tener claro lo que es la comunicación agreden al televidente con majaderías e ignorancia.

Una televisión que cada programa de variedades, tal como un proceso de clonación a la barbarie, debe tener una «loca» (y no es que estamos en contra o a favor de la homosexualidad, cada cual que haga de su vida lo que mejor le plazca), contraviniendo lo que debe ser normativo en un medio de comunicación de masas que ven hasta los niños, en donde es imperativo un comportamiento acorde a lo que indican las buenas costumbres y son lesivas a las mentes que están en formación de nuestros jóvenes.

En fin, amables lectores, la televisión debe ser información veraz, debe ser sano entretenimiento y cultura, pero sobre todo, la televisión debe la canalizadora patrones positivos a seguir por los televidentes, para ser mejores ciudadanos (porque la gente copia lo que ve) y no el lodazal que a diario vemos por nuestros canales en donde la vulgaridad y la indignación se solazan y que de manera tan responsable denuncia Angela Peña.

Ojalá, y esto es pura utopía, que la televisión fuese con mensajes tan esclarecedores y profundos como el del gran humanista venezolano con sus Valores Humanos.

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