Una de las estrategias con fuerte evidencia para reducir el riesgo de ISQ es la administración de antibióticos profilácticos.
Su uso en la prevención de infección del sitio quirúrgico se sustenta en:
1. Demostración que el uso de antibióticos perioperatorios disminuye la incidencia de infecciones.
2. El uso correcto del antibiótico para profilaxis tiene pocos efectos sobre la microbiota o sobre su inmunidad.
3. El uso de antibioprofilaxis se acompaña de pocos eventos adversos.
4. Es una intervención económica, costo-efectiva.
Es necesario desarrollar una política institucional con el propósito de estandarizar la indicación de antibióticos para profilaxis en pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos con la finalidad de prevenir y disminuir la incidencia de infecciones del sitio quirúrgico y asegurar un uso racional de antibióticos, pero el gran desafío está en el cumplimiento del mismo.
1. La elección del antibiótico. Debe ser eficaz contra los microorganismos más comunes que causan ISQ (cocáceas gram positivas, principalmente). Para la mayoría de los procesos quirúrgicos, el uso de cefazolina (cefalosporina de primera generación ev) ha probado ser efectivo. La vancomicina con clindamicina debe indicarse únicamente en pacientes con alergia a los betalactámicos.
2. Momento de la dosis de antibiótico.: La meta de la profilaxis antimicrobiana quirúrgica es alcanzar niveles de la droga que excedan la CIM de la microbiota presente al momento de la incisión (es decir, cuando ocurre la contaminación) y durante toda la cirugía hasta el cierre (sutura). El momento de indicación de elección es la inducción anestésica (30 minutos antes de la incisión quirúrgica).
3. Vía de administración de elección es endovenosa. El uso de la vía oral está validado para algunos procedimientos dentales y urológicos.
4. Dosis. Por definición la antibioprofilaxis es una sola dosis. Se recomienda reforzar con dosis intraoperatoria cuando se extiendan por 4 o más horas y con pérdida de sangre >1500 ml intraoperatoria.