Anticorrupción e integridad

Anticorrupción e integridad

EDUARDO KLINGER PEVIDA
Durante dos días participé en la sede de la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas en un Seminario programado por el Comando Sur de los Estados Unidos y ejecutado por la Agencia Internacional para el Desarrollo de ese país, orientado a analizar la lucha contra la corrupción y los conceptos de integridad que cada individuo debe incorporar a su quehacer.

En esta ocasión no procede la crítica por sospechas de intromisión en asuntos internos, afanes hegemónicos u otros aspectos que con frecuencia le criticamos a los Estados Unidos. Resultó una actividad doblemente interesante y estimulante. Antes de entrar en el fondo de las temáticas abordadas y el desarrollo del seminario, hay que resaltar la altura y la maestría con que se desarrollaron los trabajos.

En verdad no pudo estar presente la arrogancia de superpotencia, de «hermano» mayor o de maestro infalible, porque después de abiertas las sesiones de trabajo, ocasión en que dirigió la palabra al auditórium el director general de la USAID, Sr. Arnold Haiman, el trabajo se ejecutó por los dominicanos participantes   – oficiales superiores y representantes de la sociedad civil –   incluyendo dos integrantes de Fuerza de la Revolución, cursantes de los cursos de Comando y Estado Mayor, de la Maestría en Seguridad y Defensa y de la Especialidad en Geopolítica del Gran Caribe .

Doblemente interesante porque, por un lado, el análisis se enfocó hacia los problemas de corrupción presentes en la sociedad dominicana y porque, también, por otro lado, los únicos dos funcionarios norteamericanos presentes   – y también los funcionarios dominicanos de la USAID –   supieron mantener distancia de las deliberaciones y ejercicios en grupos de trabajo, dejando que los participantes en los mismos fuéramos, realmente, los reales y únicos protagonistas.

Asimismo, doblemente estimulante, porque se pudo apreciar la clara y amplia conciencia que se ha abierto espacio en la sociedad dominicana sobre las nefastas consecuencias que ha alcanzado la corrupción en el país y la urgencia de enfrentarla. Pero igualmente estimulante porque apreciamos cómo puede haber terreno para la colaboración con instituciones de los EE.UU. sin que nos sintamos ofendidos y, muy por el contrario, reconocerles lo positivo de haber generado un espacio de discusión y análisis que bien  debieran generarse internamente.

El que crea que el escenario fue creado para que los participantes escucháramos las orientaciones y directrices que los norteamericanos iban a bajar, en este caso están equivocados. No hicieron una sola propuesta, no dieron una orientación, no sentaron parámetros. Surge entonces, lógicamente, la pregunta, ¿cuál era el interés del Comando Sur y de la USAID al organizar un evento con la presencia de tan altos representes de la sociedad civil y de la oficialidad superior de las FF.AA.?

Sin dudas, palpar el sentir de la sociedad dominicana sobre el flagelo de la corrupción y  cómo enfrentarla. Con toda seguridad deben haber obtenido información útil que, en mi modesto parecer, en este caso, sobre esa temática y con el procedimiento utilizado, resulta legítimo.

Han alcanzado niveles muy intensos los vínculos entre los dos países en todos los planos y, por tanto, es natural querer tener una visión abarcadora del modo de pensar del dominicano sobre temas trascendentes y que van a estar muy presentes en las relaciones bilaterales a la luz de la vigencia del DR-   CAFTA. Para la República Dominicana igualmente sería pertinente conocer el sentir de la ciudadanía norteamericana sobre aspectos cruciales que constituyen, o eventualmente pueden llegar a constituir, objetivos políticos y económicos dominicanos para alcanzar en las relaciones bilaterales. Sin embargo, nos faltan los recursos para ello.

El 75 % del tiempo de los dos días de seminario fue dedicado al trabajo en equipos para desarrollar talleres. En cada uno de ellos estuvo presente una facilitadora, dominicana, integrante del staff local de la USAID. Solamente estuvieron disponibles para cualquier consulta, lo que pocas veces se hizo, por lo que no intervinieron nunca.

Obviamente, se me ha agotado el espacio explicando cómo se efectuó el trabajo. La próxima semana podré citar algunas cifras del costo que tiene para el país el nivel alcanzado por la corrupción, razón por lo que su erradicación devendría en un factor de desarrollo; el otro aspecto del título del trabajo.

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