Antigüedades a la moda

Antigüedades a la moda

Lo último en moda interiorista propone mezclar lo antiguo con lo moderno, creando espacios minimalistas, originales y únicos

Los anticuarios y las piezas de arte están de moda, aunque ahora se vendan menos objetos, pero a mejor precio,  y la obra adquirida ya no se combine con mobiliario igualmente antiguo, sino que se mezcle en espacios modernos y minimalistas, para resaltar su fuerza  frente al resto de muebles del hogar.

Un nuevo e innovador estilo decorativo consiste en mezclar,  entre los muebles de casa, una pieza antigua. Que el piso sea pequeño o el mobiliario demasiado moderno ya no debe ser una preocupación. Lo último en moda interiorista propone mezclar lo antiguo con lo moderno,  creando espacios minimalistas, originales y únicos.

Para saber qué pieza escoger, es importante conocer el mercado y las tendencias. Cada día son más los compradores expertos que adquieren piezas de gran valor, no sólo económico, sino personal. Compran porque el objeto les transmite sensaciones y emociones en el ámbito personal. El salón Antiquaris, que estos días se celebra en Barcelona (España), exhibe una  gran diversidad de antigüedades de todas las épocas y países,  dirigidas a los que pretendan obtener una obra de arte muy sui generis para colocar en sus casas.

Los nuevos compradores

Los expertos reconocen que, pese a que se vendan menos piezas, los precios de las antigüedades tienden a subir, fruto de la exigencia más personal de estos modernos inversores, que entienden de arte, conocen el mercado y luchan por una obra en concreto.

Ya no sólo los coleccionistas privados compran obras de arte para aumentar su muestrario. Bancos y cajas, así como las instituciones, invierten en arte como complemento a las transferencias bursátiles e inmobiliarias que practican. El arte supone un negocio seguro con menos variaciones que la bolsa o la compra-venta de casas y pisos.

Otro perfil de comprador es el que podríamos llamar “comprador aficionado”. Se trata del amante del arte que adquiere una pieza por los valores que le transmite más que para el coste material o económico que tiene, aunque cabe decir que los recursos monetarios de los que dispone este comprador sobrepasan los de un ciudadano medio.

Los expertos reconocen que, pese a que se vendan menos piezas, los precios de las antigüedades tienden a subir, fruto de la exigencia más personal de estos modernos inversores, que entienden de arte, conocen el mercado y luchan por una obra en concreto.

A precios módicos

Los colectivos noveles de compradores no están sujetos a las modas antiguas, sino que se muestran abiertos a diseños contemporáneos en que la obra de arte adquiere protagonismo. Si antes se combinaba un cuadro de época con un mueble acorde, ahora uno de los dos elementos se vuelve moderno, de modo que la antigüedad resplandece y se llena de valor.

Con la finalidad de que cualquier persona con un poder adquisitivo mediano pueda acceder a una de estas piezas antiguas, Antiquaris pone a la disposición del visitante la colección NOVA. Se trata de una selección de piezas valorada en menos de 2.000 euros que tiene como objetivo atraer a nuevos coleccionistas. Entre las reliquias, se pueden encontrar jarrones, piezas de cerámica, joyas, dibujos, etc. seleccionados por los distintos expositores que participan en la muestra.

Para los menos expertos, Antiquaris sugiere cinco consejos a tener en cuenta a la hora de la compra. En primer lugar, es importante comprar una obra de calidad, teniendo en cuenta que de ella se va a disfrutar toda una vida. Hay que examinar bien la pieza antes de adquirirla y buscar información sobre ella. No está de más estudiar el mercado y estar atentos a las oportunidades y, para acabar, comprar siempre a un profesional de confianza que pueda asesorarnos.

Para todos los gustos

Habrá quien le guste más la escultura. Entonces, se fijará en el par de tallas góticas alemanas del siglo XV o un relieve, también gótico, de dos apóstoles valorado en 170.000 euros. Para los amantes del arte asiático, la prestigiosa galería holandesa Blue Elephant presenta una pieza de  terracota de la Dinastía Ming (1368-1644) y un caballo de la Dinastía Tang (618-906).

En el apartado de mobiliario y artes decorativas, la variedad es muy amplia: desde piezas de art-decó francés y belga hasta relojes de pared, cajas de perfume o espejos. No hay que olvidar, tampoco, los mapas y otros facsímiles que Moleiro Editor, que ha trabajado para el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, ha presentado en la feria.

Pero el arte por excelencia del salón es la pintura. Se pueden ver desde tablas medievales y antiguas, como un cuadro d’Erasmus II Quellinus (colaborador de Rubens), hasta obras contemporáneas de nombres como Miró, Picasso, Tàpies, Dalí o Botero. Entre los cuadros más cotizados se encuentra, precisamente, un óleo sobre tela de Miró, valorado en dos millones de euros.

Internet revoluciona el panorama artístico

Modernizarse o morir. Esta es la clave que también se ha aplicado al mundo del arte y de los anticuarios. La revolución de Internet ha aterrizado en el mercado del arte. Son muchas las galerías y casas de subastas que ofrecen sus productos a través de la red.

La amplitud de Internet da mucha más información al comprador y se convierte en el medio perfecto para conocer más sobre el mundillo. Ahora, los inversores ya no sólo se interesan por las piezas que puede adquirir a su anticuario de confianza, sino que los productos del país más lejano pueden convertirse en objeto de su deseo.

El sector tradicional de los anticuarios se ha tenido que adaptar a las nuevas tecnologías de la comunicación. Ha sido todo un reto por el que han tenido que pasar sabiendo que era la única forma de ampliar un mercado de público minoritario.

Hablar de anticuarios ya no es hablar del pasado. Las nuevas tendencias en decoración y diseño interior que recuperan estas reliquias y las exigencias de un mercado muy minucioso que ha obligado al sector a renovarse hacen pensar que el arte todavía no ha muerto.
EFE/Reportajes

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