Antojos
Israel Guzmán

<STRONG>Antojos<BR></STRONG>Israel Guzmán

En los pueblos como Monte Plata, pequeños y bucólicos, a pesar del asfalto y las denominaciones grandilocuentes, hay tradiciones que no se olvidan, aunque dejen de ser continuas y gente y nombres que en sí mismos representan el ser de sus lugareños.

Con una entrañable sensación de nostalgia y un orgullo pocas veces expresado, fui este fin de semana a darle el último adiós a Israel Guzmán, un hombre que llenó de música mis vueltas y más vueltas por el Parque Unión y que se destacaba como una aparición en las alboradas decembrinas de la infancia y la preadolescencia.

En la comunidad de Monte Plata se habla mucho de los Contreras, porque somos muchos y porque nuestros ancestros cabalgaron con su ganado y sus yuntes desde la devastadora historia de peregrinaje y desarraigo que marcó nuestro origen; con el mismo fervor que se habla de los Carreras, los músicos, sastres, barberos y zapateros del pueblo; y con el respeto con que todos tenemos a los Guzmán.

Respetuosos de nuestras tradiciones, patrocinadores de la alegría de los atabales, músicos, galleros, ciudadanos de servicio, amigos de todos y familia que sabe ejercer el deber de la sangre.

Quiero rendir homenaje a ese hombre sencillo, amable y grande que hacía muebles los días de semana y que tocaba la tuba gigante en la Banda Municipal, marido de novela, un padre ejemplar; Israel Guzmán.

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