Con motivo del 25 Aniversario de los Premios Casandra, en su edición  de marzo pasado, entregamos el primer Casandra al Mérito a un bachatero. El agraciado fue  José Manuel Calderón, el pionero del ritmo “antes que yo no hubo otro”.

Y es cierto. Hay muchos tipos de bachatas, unas jocosas y otras de doble sentido, las amargadas a terror y las que, como  la de Calderón, rinden un digno homenaje romántico a su predecesor, el bolero.

“Luna”, “Quema esas cartas”, “Serpiente humana” y otras canciones de preciosa armonía y respetuosa temática son interpretadas por este artista con melodiosa voz y el dejo de amargura exacto.

La  bachata es el género más impactante de la música dominicana en los últimos 30 años. Así lo confirman nuestros exponentes que recorren el mundo con sus canciones, así como las premiaciones más importantes que la toman en cuenta.

Sin embargo el éxito internacional, los millones de copias vendidas y sus grandes figuras, no se han llevado el viejo estigma que existe contra los bachateros.

El linaje lo acepta porque suena porque no tiene remedio. Pero todavía no se celebran 15 años, bodas, ni aniversarios con agrupaciones bachateras.

Los pocos aplausos y los tantos lugares que se jactan de no poner bachata lo confirman. La discriminación continúa.