Confieso que estoy muy entusiasmada con la iniciativa del movimiento roquero local de rendir homenaje a Anthony Ríos,  uno de los grandes creadores de la canción dominicana, en el escenario por excelencia: Hard Rock Café de la Ciudad Colonial.

No necesariamente por Anthony Ríos, que ya tiene su luminosa carrera hecha, sino porque esta acción pone en claro que los rockeros de esta generación están dispuesto a romper con la vieja tradición de crear bandas como hobbies de adolescentes universitarios. Historia de un bohemio es sacar del closet el talento de nuestros jóvenes de la forma más meritoria en que puede hacerse: respetando el trabajo de los que les antecedieron. Lo hicieron en México con José José, lo hicieron en Argentina con Sandro y lo están haciendo los dominicanos con Anthony Ríos, una ecuación ganadora, ganadora. Lo importante es que los grupos y sus vocalistas se están dando el chance de que un público que le es ajeno ponga oídos y atención a su capacidad creativa e interpretativa.  Bien por Frank Grullón, esta huella no será invisible. ¡Adelante!