Estar en la décima entrega de los Latin Grammy, en Mandalay Bay, Las Vegas, nos hizo reparar en cómo en tan sólo diez años estos premios han crecido en la estima y reconocimiento  de los artistas y del público. Estamos especialmente identificados con el trabajo y el interés que tiene en el mundo artístico dominicano su presidente, Gabriel Abaroa.

Pero Abaroa no sólo se pasa junto a su equipo todo un año de trabajo para lograr con los miembros  -profesionales de la industria de los Grammy-  evaluar el trabajo de todos los artistas iberoamericanos y brasileños, sino que también tiene la gran responsabilidad del montaje artístico y escénico que adorna a la elección de los ganadores.

Tener en escena a Laura Pausini, Alejandro Sanz y Alicia Keys, a Juan Gabriel y a Rubén Blades es una verdadera hazaña. Una noche memorable, donde la dominicanidad estuvo bien representada en Johnny Ventura, Milly Quezada, Eddy Herrera, Daniel Santacruz, los muchachos de Promissa, (un grupo cristiano nominado con su producción Poquito a poco) y Juan Luis Guerra. Junto a estos estuvo Henry Jiménez, un apasionado activista en favor de la música dominicana, principalmente del merengue. Seguimos…