Antonio Gaudí: la palabra arqui-tectura

Antonio Gaudí: la palabra arqui-tectura

ANTONIO GAUDÍ – GEORGE LATOUR EN SAGRADA FAMILIA –CASA MILA - PARK GUELL (BARCELONA).

Antonio Gaudí (1852-1926) es uno de los grandes Arquitectos de todos los tiempos. Sin embargo, la profundidad y complejidad de su obra es poco conocida, quizás porque Gaudí desarrolla la totalidad de su arquitectura en una región específica y circunscrita. Además, la obra de Gaudí no aparecía en la crítica arquitectónica antes de los años 80, porque era considerada la antítesis del racionalismo y, aunque su obra más impresionante, “La Sagrada Familia”, es el monumento más visitado por los turistas en España, para muchos Gaudí es un fenómeno casi folclórico de Barcelona.

Gaudí parte de la observación profunda de la naturaleza como inspiración de su arquitectura, del análisis del creado, del hecho natural. Esta característica no ha sido adoptada de esa manera por ningún otro arquitecto.

En las obras de Gaudí se evidencian las tres características fundamentales que, según el Tratado de Marco Vitruvio Pollione, la buena arquitectura debe poseer.

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ANTONIO GAUDI – LA SAGRADA FAMILIA – BARCELONA

Hemos perdido muchos tratados antiguos de arquitectura, tenemos un tratado sin imágenes, que es el de Vitruvio, escrito un siglo antes de Cristo. Vitruvio indica en su tratado que las buenas construcciones deben tener los siguientes requisitos: Solidez, Utilidad y Belleza (Firnitas, Utilitas y Venustas). Las obras tendrán Solidez cuando las fundamentas serán construidas con materiales seleccionados con cura y posicionados con firmeza en el terreno. Utilidad, cuando los espacios interiores son funcionales y facilitan el uso. Belleza, cuando las partes de la obra son placenteras y armoniosas, las composiciones de las partes poseen lógica y simetría. Para Vitruvio simetría es la relación entre las partes y el todo.

En el mundo de la arquitectura moderna ha prevalecido la valoración del Racionalismo y han olvidado la experiencia de Gaudí, colocándolo como un episodio singular y especifico, aunque algunos arquitectos modernos en Italia, como por ejemplo Giovanni Michelucci en Florencia, han aplicado en algunas de sus obras las enseñanzas de Gaudí, representando por ejemplo columnas en forma de árboles, etc. En los últimos años la obra de Gaudí ha sido estudiada con mayor profundidad e interés.

Los arquitectos modernos hemos sido educados a partir del desarrollo de una idea, que resulta de una inspiración, no necesariamente de lo que nos rodea, de lo que existe, sino más bien de una idea que pueda causar sensación e interés, que pueda atraer e impresionar a los demás. Gaudí partía de la inspiración de la naturaleza y a través de esta crea sus formas y su arquitectura.

Gaudí ha sido siempre catalogado como un arquitecto modernista. Sin embargo, si analizamos las obras de los modernistas, como por ejemplo, Víctor Horta en la Casa Tassel en Bruselas o el mismo Van Der Verde, vemos que aun integrando formas naturales en sus obras les faltaba ese “tormento espiritual” que Gaudí llevaba dentro.

La arquitectura moderna actual se ha caracterizado por una repetición de formas homologadas siempre iguales a sí misma. Esto ha producido horribles periferias alrededor de las ciudades muy parecidas en muchas partes del mundo.

La arquitectura, como la entendemos nosotros, en estos últimos años parece no interesar a nadie.
Las formas actuales se diseñan de manera independiente al contenido, quien hace el proyecto se limita a la construcción de una imagen. Los materiales con los que trabaja la verdadera arquitectura son numerosos y complejos, y no me refiero al bloque y al cemento armado; los materiales de la arquitectura son articulados, al diseñar, hacemos una síntesis de la propia memoria, de los deseos, del contexto, de la relación entre lo nuevo y lo existente, etc.

En la actualidad estas consideraciones son consideradas poco interesantes. Hoy, quien hace un proyecto se reduce a construir una imagen olvidando las variables y los materiales de la arquitectura y del proyecto. Debemos llevar de nuevo la arquitectura a extraer sus formas a partir de lo existente, del lugar, del contexto, de la naturaleza, etc.

En la arquitectura de Gaudí conviven las demás artes: de la pintura a la escultura, la música, pero sobre todo la escultura, como se aprecia de manera evidente en la Sagrada Familia en el portal llamado del Nacimiento, realizado por Gaudí.

La grandeza de la obra de Gaudí radica en la aplicación de la verdadera esencia de la palabra “Arquitectura”. La cultura contemporánea ha desligado las dos raíces que forman la palabra griega “Arqui” – “Tectura”. “Arqué” y “Téchne”. La cultura contemporánea ha separado estas dos raíces y hoy solo interesa el saber técnico científico (téchne).

Si preguntamos hoy a los estudiantes ¿que entienden por arquitectura? Posiblemente darán decenas y decenas de definiciones, pero seguramente no se acercarán a la idea que tenía Vitruvio de la arquitectura.
Una definición podría ser: la arquitectura son una serie de principios primarios, primordiales, que están a la guía de la técnica. ¿Y cuáles son estos principios primordiales? La Verdad. La Belleza, la Bondad, la Espiritualidad, etc. Todos presentes en la obra de Gaudí.

“Arqué”, trabaja con los principios invisibles que no podemos dominar, no podemos dominar la belleza, la bondad, etc. Son principios “indominables”.

Sin embargo, la téchne trabaja con los principios visibles, la técnica, aquellos que podemos dominar, moldear, modificar, la Téchne trabaja con los principios dominables.

La cosa importante es que esa raíz que resuena en el “Arqué” de la palabra Arquitectura es mucho más potente que los visibles dominables de la Téchne. La cultura contemporánea ha desligado esas dos raíces y lo que interesa en las universidades es enseñar el conocimiento técnico científico. La palabra arquitectura debería ser cancelada de muchas universidades, pues lo que se enseña debería llamarse solo “tectura”. Quiero con esto indicar la importancia del “Arqué” en la singularidad de la obra de Gaudí.

Las obras de Gaudí son profundamente espirituales, religiosas y metafísicas y esto me hace recordar una frase del filósofo napolitano Giambattista Vico, escrita en el portal de entrada del Instituto Universitario di Architettura di Venezia, “Verum Ipsum Factum”. Con esta frase, Vico indica que la verdad pertenece al ámbito metafísico, al ámbito de los invisibles, de los indominables.

Gaudí fue un hombre profundamente espiritual y religioso, totalmente dedicado a la obra que, según él, Dios le había encargado: La Sagrada Familia.

Quizás no exista en la historia de la arquitectura y de las artes, algo más extremo como la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia realizada por Gaudí. Gaudí, estaba convencido que el arte era una de las formas de “redención” de la materia y a través de la obra de arte la materia se transformaba en un soporte digno del espíritu.

Gaudí se entregó totalmente en alma y cuerpo a esta obra, tanto que habitaba dentro de la construcción. Gaudí muere pobre como un hombre entregado a Dios y a su Obra, renunció a los beneficios de su fama y reconocimientos en vida y hoy esto se le reconoce, tanto de indicarlo como una posible elevación a la santidad.

Aldo Rossi decía una frase que quiero dedicar a Antonio Gaudí y a su Obra: “La verdadera arquitectura está entre la magia y la felicidad”, pero Rossi también decía que los arquitectos modernos se detuvieron a mitad, si comprendieron que al inicio estaba la magia, pero no comprendieron, como lo comprendió Gaudí, que al final estaba el éxtasis y la felicidad.

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