Antonio Mesa y Eduardo Brito:

Antonio Mesa y Eduardo Brito:

Estudio comparativo de algunas interpretaciones (y 5)

§ 1. Son casi concomitantes las grabaciones de una canción y un merengue en contra de la ocupación militar estadounidense de Puerto Rico y la República Dominicana en 1898 y 1916. La primera fue grabada por Antonio Mesa y el trío Borinquen, de Rafael Hernández, para la Columbia, de Nueva York, y cuyo título es “Mi patria tiembla” (1928) y, el segundo, “Los veinte” (1929), marcado como bolero de Bienvenido Troncoso, fue interpretado por Eduardo Brito.

La denominación genérica de canción, bolero, jaleo, merengue y son vacilaba en una confusa nebulosa en los primeros dos decenios del siglo XX y su deslinde definitivo se opera en el decenio de 1941 a 1950 cuando el patrón ritmo de cada uno de estos géneros se afianzó definitivamente, de modo que un melómano o un amante de la música popular de hoy, siglo XXI, es incapaz de confundir uno de estos géneros con otros.

§ 2.Ambas composiciones se inscriben en contra de la ideología del imperio invasor estadounidense y aunque sean, en esa nebulosa genérica, “canción” o “bolero”, nadie osaría bailarlas. La primera, “Mi patria tiembla”, la escribió y musicalizó el bardo emblemático de la poesía popular de Borinquen, Rafael Hernández, quien hasta el último día de su vida creyó en la independencia de su patria.

Las letras dicen así: «Mi patria tiembla, yo sé por qué/ [nadie más sabe]/es un misterio que en ella se encierra/y nadie podrá adivinar/ sino los buenos patriotas/ que ha tiempo murieron por su libertad. [ay sí, por la libertad]. // Aquellos nobles patriotas/que yacen en sus tumbas frías (sic)/ no han muerto, no, /y al ver las infamias y las tiranías/ parece que quieren su patria salvar// y siendo imposible, se muestran rebeldes, / agitan sus tumbas (sic)/ se sienten temblar/ pues ellos prefieren Borinquen se hunda/ antes ser esclava, se la trague el mar». //§

3. Esos patriotas que prefieren que la isla se hunda y se la trague el mar antes que verla esclava del imperio estadounidense se inspiraron en la primera independencia efímera de Núñez de Cáceres, la cual sacudió la conciencia boricua, pero fue con la separación de 1844 y la guerra restauradora en contra de España emprendida por los patriotas dominicanos entre 1861-1865 que se produjo el grito de Lares en Puerto Rico con la bandera dominicana al viento y desde ese momento sus hijos han vagado por el desierto del exilio, porque como dijo Hostos apesadumbrado en 1901 a su regreso de Washington, a los puertorriqueños no les interesa la independencia de su patria. Vagaron de isla en isla, de continente en continente, Valero de Bernabé, Belvis, Betances, Pachín Marín, Hostos, Lola Rodríguez de Tio, De Diego, Muñoz Rivera, Lolita Lebrón y todos los demás bardos y políticos independentistas.

§ 4. Antes de que Brito grabara el llamado bolero de Troncoso, “Los veinte”, se cantó, se aplaudió y se tuvo por agitador en contra de la intervención militar estadounidense el merengue de Niño Lora titulado “La invasión del 16” que figura en Ripiando el perico. Antología del merengue típico (Santo Domingo: Grupo León Jimenes, 2005, cedé 1, surco 4), no grabado nunca hasta que fue recogido por la voz de Rafaelito Román, y que, por supuesto, es anterior a la interpretación de Brito, dado que sus letras están contextualizadas en el momento mismo en que Francisco Henríquez y Carvajal tronaba en 1921 en contra de la ocupación militar yanqui en el teatro Colón de Santiago.

Las letras de las seis estrofas de este merengue dicen así: 1. «En el año dieciséis/ llegaron los americanos/pisoteando con sus botas/ el suelo dominicano. 2. //Henríquez y Carvajal/ defendiendo la bandera, /dijo: no pueden mandar/ los yanquis en nuestra tierra. 3. // El americano/ siempre se entromete/los haremos ir/ dándoles machete. 4.//. En tierra de Duarte, /dijo Carvajal, /los americanos no pueden mandar/. 5.// Al americano/ que tenga presente// que el dominicano/ es hombre valiente. 6.// Los haremos ir/ con fuerza y valor/ al americano/ por abusador/ ¡Quisqueya para los dominicanos!» //. Esta consigna final no está documentada en las letras de Niño Lora. Es una extrapolación posterior.

Sepelio del maestro Rafael Hernández, en San Juan, el 11 diciembre 1965.

§ 5.Este es el antecedente de “Los veinte”, de Troncoso, que más que bolero tira a jaleo o bolero-son interpretado por Brito y grabado cuatro años después de la ocupación militar yanqui. Es posible que Troncoso haya imitado, con esta variante, la protesta prístina de Ñico Lora. Los investigadores desbrozarán este enigma.

Oigamos ahora las letras de las tres estrofas de “Los veinte”: «1. Ya está formado el grupo de Los Veinte/con espíritu, valor, serenidad, / para combatirle[s] a esos colosos/ que oscurecen/ el camino de la felicidad. 2//Aunque presas nuestras manos laboriosas/ cantemos, bailemos, / con la mayor seguridad/ de que pronto serán rotas las cadenas/ que nos aprisionan quitándonos la libertad. 3// No me gustan esos tiranos/ no queremos verlos por aquí/ ¿por qué, por qué?,/ pero dígame, ¿por qué, por qué? / [le diré, le diré y le diré:]/ ¡porque acaban con la riqueza/ que pueda producir el país! //.

Nadie puede bailar “Mi patria tiembla” ni “Los veinte”, porque son, canción y bolero-son, una interpelación a la reflexión, incluso a la lucha, contra el invasor yanqui. Cada pieza con su consigna ideológica que a apela al combate.

§ 6. El prototipo de jaleo machista y patriarcal que marcó a los demás merengues de los decenios de la ocupación de 1916-24 y al horacismo y más allá, es el escrito por Emilio a Morel y musicalizado por Julio Alberto Hernández con el título de “El que quiera ser hombre”, grabado por Brito para la Víctor el 5 de junio de 1930. Las letras de las tres estrofas dicen así: 1. «Anoche la enamoré /creyendo que era bonita/ y cuando se amaneció/ salió tueita la maidita/ ¡ay!, porque te enamoré/ te pusiste a dar querella/mira que la palma es alta/ y los puercos comen de ella. //2.

El que quiera ser hombre/ necesita poseer/ buen caballo, un revólver y una mujer. // 3. Muchacha tú no te acuerdas/ cuando íbamos al Bambú/ que cerrábamos la puerta/ y apagábamos la luz. // Esta noche voy p’allá/ desde ahora te lo aviso/ si acaso suena la puerta/ úntale jabón al quicio.» Y se repite la primera estrofa al final.

Pero bien se echa de ver que las tres estrofas son independientes entre sí. Lo cual prueba que son como pedazos de cuentos de camino del folclore, al igual que esos retazos de coplas del cante jondo que aparentan no tener coherencia entre sí, porque son estrofas o coplas de otras composiciones. Hoy los merengues machistas y su ideología patriarcal superan el pintoresquismo de “El que quiera ser hombre”. Hoy sus letras y música se visten de yipetones, pistolones de guerra, chapeadoras, megadivas y millones de pesos o dólares producto del lavado de activos o ilícitos.

Ñico Lora

CONCLUSIONES:

§ 8. Atrás quedó en la era del brigadier Trujillo el pintoresquismo rural o semiurbano de “El que quiera ser hombre”. La campaña electoral de 1930 se realizó a caballo.

Solo hay que ver a Trujillo y su séquito vadeando un río por los rumbos de la frontera. Max, el hijo de Salomé, era uno de ese séquito. Pero a partir de 1934, las campañas electorales se realizaron, hasta hoy, en autos, autobuses, camiones y patanas e incluso en avionetas que rocían las calles y campos con propaganda de los candidatos.

Las campañas de la época de Concho Primo son recuerdos de museo. La montonera se viste hoy, en su Estado clientelista y patrimonialista, de vehículos de alta gama, de los refinados y complicados programas informáticos, de la farándula de los artistas o simpatizantes del partido, de las tropas aliadas que remedan a las auxiliares de los imperios del pasado, de los ingenieros de sonido y sus pinchadiscos más famosos (DJ), y de un coro griego de jovencitas que aspiran a llenar los ministerios, embajadas y consulados con su estética corporal a golpe de reguetón, dembows y música urbana estruendosa o merengues altisonantes que encomian las “virtudes” machistas y patriarcales del candidato resuelve-lo-todo.

Las compañas electorales son mercancías, como las estudió antes que nadie, Guy Débord, pero sobre todo son un espectáculo mercantil. Vivimos hoy la sociedad del espectáculo con una fuerza descomunal, producto de la cultura light que se ha enseñoreado sobre el planeta luego de la caída del muro de Berlín y del comunismo de los países del Este de Europa.

Ambas composiciones se inscriben en contra de la ideología del imperio invasor

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