Antonio Sánchez Hernández – Nuestra ley de enemas

Antonio Sánchez Hernández – Nuestra ley de enemas

Me sentí distinto, mucho más confortable, cuando supe que a la Ley de Lemas, nacida y enterrada en el propio Uruguay, la llaman ahora la Ley de Enemas. Mucho más confortable, lo reitero.

Como se sabe el enema siempre funcionó muy bien en todos los climas tropicales, lugares donde se aplicó exitosamente, al extremo que dudo que exista un dominicano de más de cuarenta y cinco años que no haya recibido su benéfica influencia y se haya limpiado bien sus intestinos con una rica enema en alguna parte de su vida, hasta que naturalmente la modernidad y alta tecnología la hizo innecesaria.

Resulta que las tendencias del PRD están atoradas, el PPH les puso un tapón y sufren ahora todos de estreñimiento crónico. Buscaron recetas y encontraron la Ley de Lemas. Pero valga la redundancia, para que se vea que se puede retornar al paso si la máquina del tiempo y que una buena enema quizás podría ser hoy símbolo de limpieza terapéutica, en un momento cuando el poder político real, el Poder Ejecutivo, los ha dividido grupalmente ante la faz del mundo y que cada grupo o tendencia, manipula y suelta cuando lo necesita, y nada de ello les invalida, sino que comprueba que la repartición del pastel y la solidaridad mutua ha sido más que abundante en los últimos tres años y nueve meses.

Estamos en presencia de una familia política díscola y dividida en seis partes, que reconoce con franqueza que es muy difícil renunciar al poder, que el poder es para ejercerlo, a la franca. Así a cualquiera termina gustándole el carguito, máxime cuando son cinco tendencias quienes dirigen la oposición al propio Presidente de la República, de manera autónoma pero fáctica: el poder es para ejercerlo en grupos, por bandadas, en tendencias: es el huevo anárquico y autocrático. Alguien me advirtió que cuidado si propagaba la errática especie de que habrían o podrían haber cambios políticos en muy pocos meses, debido a que este pueblo, -incluidas las bases de las cinco tendencias oficiales opositoras-, desde el que limpia carros hasta el que administra un hotel de lujo, ha ido quitando paulatinamente el apoyo al Poder Ejecutivo y observa ya sin sorpresas y sin sonrojos, que la parte más dura del huevo autocrático se llama el PPH.

Como observador, si no cumplo con esa promesa de callarme es a causa de esa bendita enema probada cuando niño. Los enemas limpian a profundidad los pozos sépticos menos sutiles, inclusive los intestinos de los muy originales políticos perredeístas.

Pero como el Poder es para ejercerlo, y solo para ello, sin más ni más, como observador dominicano desapasionado me declaro desde hoy partidario de la Ley de Enemas, con la promesa de discutir más tarde, quizás nunca. La Ley de Lemas, la que nunca dio resultado donde se aplicó alguna vez y donde apenas tuvo acta de nacimiento y si rápida defunción: el Uruguay.

Que en paz descanse la Ley de Lemas y que tenga larga vida la Ley de Enemas para que la apliquemos ampliamente a todos los que creen que el poder es para ejercerlo. Como la política es tan teatral, a las tendencias del Partido Revolucionario Dominicano, autónomas y fácticas, tenemos que decirles que lamentablemente los dominicanos no somos uruguayos.

Y que si así fuese, los mismos partidarios uruguayos de la Ley de Lemas le pudiesen explicar ampliamente, como esa ley se transformó también allá en muy poco tiempo en la Ley de Enemas y como tal fue enterrada en pleno Montevideo, en un domingo otoñal del mes de septiembre de 1990. Y si allá no dio resultado, ¿para qué imponerla aquí, más aún cambiando la Constitución Dominicana? Oh 16 de Mayo, Oh votos sin seguro y en ráfaga, esa monta de votos, tan cercano y tan lejano, donde todos, empezando por los perredeístas, votarán al final por la Ley de Enemas, contra Hipólito y su tendencia PPH, anárquica, autoritaria y continuista. Ahí si que es verdad que el poder es para ejercerlo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas