La antropóloga Tahira Vargas consideró que las políticas públicas dirigidas a disminuir el embarazo en las adolescentes deben enfocar dos aspectos que no se toman en cuenta: las jóvenes que sí desean tener un hijo a pesar de su corta edad y su condición de pobreza, y los jóvenes que embarazan de forma irresponsable.

Vargas hace el planteamiento al estimar que las políticas públicas dirigidas a ese segmento de la población han causado muy poco impacto.

“Si se desarrollan programas solo para los embarazos no deseados no será suficiente, porque se debe apuntar hacia los embarazos deseados y la población de 15 años en adelante”

En el caso de los embarazos deseados, dijo, hay que ver cuáles son las garantías que les da el Estado a las jóvenes tanto para continuar en el sistema educativo como para recibir los servicios de salud.

“Nos hemos dedicado a concentrar la atención solo en las adolescentes, pero no se habla del que embaraza, mientras tenemos una realidad y es que la población masculina se inicia más temprano.

“Y en consecuencia, una buena parte de esa población embaraza hasta dos y tres adolescentes a la vez y no se está trabajando eso”, advirtió la especialista en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.

En ese contexto reiteró que “los programas para reducir los embarazos en adolescentes deben trabajar el componente de la masculinidad en nuestra sociedad, porque hay que generar cambios fundamentales en esas conductas”.