CARACAS (AP) — “­Mamá, ya empezó!”, grita uno de sus hijos desde una habitación contigua. Son las 9 de la noche y Adelaida decide dejar para después secar las ollas y platos que acaba de lavar.

 Velozmente se une a ellos frente al televisor para disfrutar de su telenovela favorita: “Mi prima Ciela”.  Parece inminente que el ama de casa, que se gana la vida vendiendo comestibles en su hogar en una barriada pobre del oriente del país, nunca verá el final de esa telenovela, pero prefiere no pensar en eso.  “Es un poco loco, veo mi novela, aunque sé que a partir del 28 (de mayo) es casi seguro que no la vea más”, dijo Adelaida del Carmen, de 49 años, quien no tiene suficiente dinero para pagar un servicio de televisión por suscripción.

  “No me puedo dar ese lujo”. Cuando el presidente Hugo Chávez “saque (del aire) a RCTV sólo me va a quedar ver Televen (la tercera mayor cadena televisiva privada del país), porque aquí en la vereda hay muy poca señal y los demás canales casi no se ven”, agregó.

 Todavía también hay dudas que la programación de RCTV podrá seguirse viendo por el servicio por suscripción. Ello dependerá de la decisión de directiva y de eventuales acuerdos entre la televisora y los operadores de cable local. Las telenovelas, por su parte, está previsto que se sigan grabando puesto que ya fueron comercializadas en el exterior.  El gobernante venezolano ha acusado a los propietarios de RCTV de actividades subversivas en contra de su gobierno.