Año nuevo: tiempo de reflexión

<p>Año nuevo: tiempo de reflexión</p>

TELÉSFORO ISAAC
El año nuevo es un tiempo propicio para la reflexión. Tiempo para auto examinarse y ver en qué condición está el alma. Tiempo para reflexionar sobre el pasado, descifrar el presente y fijar objetivos y metas alcanzables en el futuro.

Es preciso hacer notar que cada día puede ser tomado como año nuevo, como el inicio de otro período de la existencia real personal o un momento en el caminar histórico de una comunidad o pueblo. Esto es así, pues el calendario con sus años, meses, días, horas, minutos y segundos, es una necesaria organización del tiempo de los seres humanos para facilitar las medidas pertinentes con el propósito de establecer sólidamente las condiciones para el mejor desenvolvimiento de la dinámica y las acciones de la vida cotidiana en este mundo.

Cada amanecer es un año nuevo. Cada día es comienzo de una nueva etapa en la existencia de los seres humanos. Cada nacimiento del sol sobre la tierra debe ser una oportunidad para la reflexión, la toma de decisiones, el fortalecimiento espiritual y el alumbramiento de dimensiones renovadas o nuevas.

El año nuevo debe ser tiempo de ponderación, de arranque de nuevos planes para llevar a cabo los anhelos y expectativas de la fe, esperanza y amor. El año nuevo es tiempo de reflexión y propicio para alcanzar niveles más elevados de espiritualidad, crecimiento cultural y avance de desarrollo humano.

Es bueno señalar que hay diferencias del concepto y la fijación de año nuevo en las distintas culturas y civilizaciones; mas sin embargo, los individuos, pueblos y naciones, observan tradiciones particulares para destacar un día como el primero de una estación o el inicio de un nuevo período. Desde los albores de la historia, hay la observación de un “año nuevo” en todos los calendarios conocidos.

Los chinos tienen su calendario que es mucho más antiguo que el gregoriano. El pueblo hebreo tiene también su forma de medir el tiempo que antecede a la era cristiana. Los mahometanos señalan el punto de partida de la Hégira, 622 d.C.  cuando comenzó la historia para su fe y doctrina.

El calendario de Gregorio XIII (1582), es el patrón de la civilización occidental, el que conocemos y por el cual nos regimos. Es el que se usa a nivel mundial.

El día de año nuevo 2007, debe ser tomado en consideración por los que vivimos en esta tierra dominicana para la reflexión, el análisis de la situación en que estamos y para buscar fórmulas para implementar justicia, reconocimiento de todos los nacidos en este hogar insular, desarrollo humano, mejoramiento social, cese de actos violentos, moralización de la política, toma de conciencia humanitaria, demostración de solidaridad, buena voluntad para establecer de una vez la seguridad social, el seguro familiar de salud, reforzamiento de la enseñanza y cultura, proveer programas de prevención y servicio idóneo para la salud de todos los habitantes de este país.

Al comenzar este nuevo año, se debe enfocar positivamente los pensamientos, los planes y las actividades de los que gobiernan o hacen política. Es conveniente mantener la estabilidad a todos los niveles mediante el diálogo, la convivencia entre comerciantes, industriales, empresarios, hacendados, patronos sindicalizados, empleados, obreros, eventuales chiriperos, y no se puede desmayar en buscar soluciones para proveer ayuda a los pobres y menesterosos.

Todos los que compartimos esta tierra estamos llamados a ser más solidarios con el prójimo. Debemos promover actividades que traigan equilibrio social, medidas justas, reducción de la ambición personal y grupal, capacidad para buscar y organizar fuentes de empleos, respeto a la dignidad humana, manteniendo un comportamiento de civismo y de vocación de servicio.

He aquí una plegaria que podemos usar al inicio de este período en la cronología de la vida personal, comunitaria y nacional:

¡OH Dios!

Dame la fortaleza para vivir un nuevo año; Que no me acobarde ante sus dificultades, ni resulte desleal a sus deberes;

Que no pierda la fe en los demás;

Consérvame manso y puro de corazón, a pesar de la ingratitud, la traición, o la vileza;

Líbrame de concebir pequeñas aflicciones y de imponérselas a otros;

Ayúdame a conservar limpio mi corazón y a vivir honesta y valientemente, para que ningún fracaso externo pueda desanimarme ni arrebatarme el gozo de una conciencia íntegra;

Abre los ojos de mi alma para que pueda percibir el bien en todas las cosas;

Concédeme en este nuevo año visión de tu verdad;

Inspírame con el espíritu del gozo y la alegría; y hazme mensajero de fortaleza espiritual para los que sufren; en nombre de nuestro poderoso Libertador, el único Señor y Salvador, Jesucristo. Amén.

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