Resolver cuanto antes la crisis energética que acogota el desarrollo nacional constituye la tarea impostergable que encaran el Presidente Danilo Medina y su principal ejecutivo,  el ingeniero Rubén Jiménez Bichara, vicepresidente del ente estatal CDEEE.  Porque, ¿cómo seguir hablando de desarrollo y crecimiento, haciendo el ridículo en el extranjero- apoyados en un sistema energético financieramente quebrado, técnicamente deficiente,  y   privilegios privados que impiden su estabilidad?

¿Cómo pretender atraer inversionistas, mediante la iniciativa de la Ventanilla Única, si ellos tendrán que afrontar costos superiores para suplirse su propia energía? ¿Cómo atraeremos a millones de turistas a ciudades afectadas por interminables apagones? ¿Cómo garantizar la seguridad  combatiendo la criminalidad, si la obscuridad es el mejor aliado de los delincuentes? El sector eléctrico, afectado por un déficit superior a los RD$40,000 millones, que adeuda a los generadores US$700.00 millones y con apagones prenavideños por doquier, presagia  un desafío.

Bichara ha adelantado que la solución a la crisis, la cual incluye el desembolso de amortizaciones urgentes, tiene que supeditarse a un plan integral. Pero a dicho plan los generadores privados siempre se han opuesto, debido a que disfrutan de complacientes acuerdos contractuales que deben revisarse, fruto, entre otras cosas, del infausto Acuerdo de Madrid del año  2002.

Medina, que previamente viajó a Brasil, ha expresado su confianza en que una alianza con la Presidenta Dilma Rousseff, quien visitará el país la próxima primavera,  contribuirá a saldar la crisis. Y debe ser así, puesto que si Medina y Bichara culminan el periodo sin haber solucionado el actual empantanamiento energético,  habrán fracasado estrepitosamente, al margen de  eventuales logros tangibles en otras áreas. El desarrollo nacional depende de la energía.