Apagones terminarán cuando población pague

Apagones terminarán cuando población pague

En estos momentos mientras paguen su energía, más podemos pagar los combustibles que hacen falta, que el que no ha pagado su factura todavía que la pague, para poder pagar a los generadores y, a su vez comprar combustible, mientras trabajamos en cambiar la matriz”. Rubén Jiménez Bichara, Vicepresidente Ejecutivo CDEEE.

Con esas declaraciones el Vicepresidente de la CDEEE revela una verdad de Perogrullo: las interrupciones en el servicio se deben a razones financieras, porque no hay forma de brindar 24 horas de energía a toda la población, ya que el 40%  se pierde por el robo del servicio y los fraudes y, en menor medida, por las pérdidas técnicas. Lo penoso es que con esa lógica nos perjudicamos las empresas y ciudadanos que pagamos una factura elevada y por esos apagones debemos contar con una planta o un inversor.

La historia es la misma y tiene más de cuatro décadas. Desde la época de Don Julio Sauri, cuando se atribuían los apagones a las “chichiguas” en las líneas, hasta pasar por el famoso contrato con la Hydro-Quebec en uno de los gobiernos del Dr. Balaguer,  la semi-privatización de la generación y la entrega de la distribución a empresas extranjeras en el primer gobierno del Dr. Leonel Fernández; la estatización de las distribuidoras en el gobierno de Hipólito Mejía, incluyendo los Contratos de Madrid; hasta llegar a nuestros días donde la crisis persiste.

Es cierto que antes de la reforma del sector eléctrico, en 1996, no había suficiente capacidad de generación para satisfacer la demanda, cuyas razones eran financieras, y con posterioridad a la reforma el sector privado ha realizado importantes inversiones en nuevas plantas, pero el problema financiero se agrava, pues a mayor producción de energía, mayores pérdidas y mayores déficit financieros.

Desde 2004 hasta 2012 el Gobierno Central ha debido transferir una suma superior a los RD$215 mil millones de pesos, más de US$6 mil millones (de acuerdo a la tasa vigente cada año), recursos provenientes del endeudamiento externo, especialmente Petrocaribe, así como de los impuestos que  empresas y ciudadanos honestos pagamos, mientras otra parte de la población, al igual que con el servicio eléctrico, los evade.

Recursos que han competido con la educación, la salud, la construcción de infraestructuras o hasta la instalación de plantas más eficientes y si embargo se fueron por el desagüe para mantener encendida plantas con altos costos de generación y usuarios indolentes que al robarse el servicio son los causantes de ese mega-subsidio y de contar con un sistema eléctrico ineficiente que afecta la competitividad.

Para este año la Ley de Presupuesto contempla la suma de RD$43,680 millones en aportes corrientes y de capital al sistema, alrededor de US$1,050 millones, equivalente al 1.8% del PIB. Un poco menos de la mitad de lo que se aporta a la educación básica y más de lo que se dedica a salud, asistencia social, Justicia y Orden Público y el 50% de los “Servicios Económicos” en la ejecución presupuestaria.

A pesar de esa importante suma al 5 de abril, de acuerdo a la página web de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica, el total de deuda vencida asciende a US$567.4 millones; la no vencida US$164.8 millones, la congelada en US$52.1 millones para un gran total de US$784.3 millones, y eso que apenas estamos en el primer trimestre. De nuevo se repetirá la historia del presupuesto complementario para transferir más recursos al agujero negro eléctrico.

¿Cambiar la matriz de generación sin otras medidas? ¿Un acuerdo del gobierno solamente con los generadores? La gravedad de la crisis financiera del sector eléctrico y la realidad de seguir consumiendo en el subsidio recursos fundamentales para el desarrollo económico obligan definitivamente a una gran discusión nacional, Gobierno y Sociedad, en donde el producto final sea el Pacto Eléctrico que obliga  la Ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo. Entretanto, que sigan los apagones y paguen los pecadores y en mayor medida los justos.

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