Aparatosidad rodeó audiencia Quirino

Aparatosidad rodeó audiencia Quirino

POR LEONORA RAMÍREZ S.
Hollywood en Santo Domingo. Más de una veintena de militares, vestidos de negro, con chalecos y cascos protectores y armas de alto calibre, bajaron las escalinatas de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) cual si vigilaran a Jack, el Descuartizador… mas se trataba de Quirino Paulino Castillo, implicado en el tráfico de 1,387 kilos de cocaína, uno de los más grandes incautados en el país.

A las 10:45 de la mañana de ayer, después que los jueces Dulce Rodríguez, Hugo Alvarez, Julio Ibarra Ríos, Edgar Hernández y Víctor José Castellanos aplazaran para el primero de febrero del 2005 la solicitud de extradición hacia Estados Unidos, la entrada de la SCJ se convirtió en un terremoto de nervios.

Los fotógrafos y camarógrafos forcejeando por la mejor toma, los periodistas tratando de que Paulino Castillo denunciase algo más que las deplorables condiciones en las que supuestamente se halla en la angosta celda de la Dirección Nacional de Drogas (DNCD), donde no ve ni la luz del sol.

Los familiares y amigos, muy pocos con relación a otras audiencias realizadas en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, tratando de reconfortar al prevenido que, por el monto de sus propiedades y filantropías en Elías Piña y San Juan, es considerado por muchos como un hombre de gran valía.

Pero la salida de Paulino Castillo, por el arco metálico de la SCJ, fue lo más espectacular: la estructura utilizada para detectar armas y otros objetos estuvo a punto de «desplomarse» por el abrupto paso de los militares de la DNCD y de Paulino Castillo.

Los demás espectadores, abogados, empleados de la SCJ, y curiosos que se desplazaban desde otras oficinas ubicadas en el Centro de Los Héroes, escuchaban y miraban, asombrados, el sonido de las botas de los militares, el nervioso movimiento de sus armas, y la cabeza siempre baja de quien, hasta el 18 de diciembre del 2004, cuando la DNCD incautó el contrabando en el kilómetro 14 de la autopista Duarte, transitaba libre de cargos judiciales.

También están implicados en el caso, según las autoridades judiciales, el coronel de la Policía Arturo Nin Terrero, Tirso Cuevas Nin, y el casacambista Eleutelio Guante, quienes guardan prisión en la cárcel del Najayo.

«ME TIENEN SECUESTRADO»

Desde las 8:00 de la mañana, fotógrafos, camarógrafos, periodistas y militares de la DNCD, cada cual en lo suyo, entraban y salían de la Sala de Audiencia de la SCJ, a la espera de Paulino Castillo, quien debió llegar a las 9:00 de la mañana.

Media hora después, vestido con una camisa amarilla de lino, pantalón jean azul y calzados color marrón, éste fue llevado a la instancia judicial, sin esposas, pero rodeado de los custodias de la DNCD.

A las 10:39, antes de que los jueces pospusieran la audiencia para que se tradujera al español una declaración de David Berarnidelli, un fiscal norteamericano que acusa a Paulino Castillo de otros delitos en Estados Unidos, y que fue presentada por la Procuraduría General de la República, el prevenido relató su martirio en la DNCD.

«Me tienen secuestrado, encerrado, he perdido la noción del tiempo».

Paulino Castillo tiene por lo menos cinco cargos judiciales en Estados Unidos, todos vinculados al tráfico de drogas.

SIN PANCARTAS NI CONSIGNAS

Contrario a lo que esperaban los periodistas, la parte frontal de la SCJ no estaba abarrotada de los defensores de Paulino Castillo que, en otras ocasiones, vociferaban consignas en favor de este hombre que invirtió millonarias sumas en la agropecuaria de Elías Piña y San Juan, a parte de otras propiedades que posee en Santo Domingo.

Por eso, a las 10:45 sólo se escuchaba el sonido de los vehículos de la DNCD, los gritos de algunos familiares, y el roce de las armas de los agentes de narcóticos

En ese momento, a Paulino Castillo lo introdujeron en una camioneta Toyota, verde, doble cabina, en compañía de por lo menos seis militares.

Quilino Paulino Castillo, su hermano, refirió que a su familiar lo tienen secuestrado en la DNCD porque existe el temor de que él diga algo.

Negó que quieran proteger su vida, «por el contrario, nosotros tememos por la vida de él en la DNCD porque le quieren hacer daño».

«Recuerden que la droga la encontraron en Los Alcarrizos, y a él lo detuvieron en la Núñez de Cáceres, cuando iba para la universidad con su esposa».

Cuando el aparataje se calmó, Fremio, el más famoso de los dementes de pululan en el Centro de los Héroes, saludó a Carlos Balcácer, uno de los abogados de Paulino Castillo, a quien prodigó afectos y suerte en este caso que ocupa la atención del país, por la alegada vinculación de políticos con el prevenido.

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