Más que una exposición, un acontecimiento que hará historia en la vida cultural de la República Dominicana. La cita es en el Museo de Arte Moderno

Sin duda alguna, es la mayor exposición individual que se haya gestado, organizado y presentado en el país. Ocupando la tercera planta del Museo de Arte Moderno, es también una primicia y un desafío.

No se trata solamente de superficie y espacios, sino de un contenido que nadie hubiera podido imaginar, hasta los que creían conocer a Iván Tovar y, más allá del deleite de varias oportunidades y exposiciones, habían leído una cantidad de textos sobre él y una creación durante 60 años.

Nos quedamos absortos y asombrados. Es una retrospectiva que requiere – más bien exige- varias visitas, y por supuesto varias horas, contemplando, valorando, pensando, meditando.

Obviamente, un comentario general no es más que una introducción y una invitación a disfrutar sin demora este increíble despliegue de obras. – Dibujos, grabados, pinturas, esculturas y más-. Pues, si calificamos a Iván Tovar como pintor, la palabra abarca una producción plural y polifacética. Queremos dedicar este primer artículo a la exposición en sí, como manifestación de arte y cultura. Luego, esperando que se nos abran más páginas, iremos analizando el arte de Iván, de quien hemos escrito bastante y tuvimos el honor de redactar el pequeño ensayo para su última exposición en Santo Domingo.

Una extraordinaria labor de equipo

Es una verdadera empresa… que ha demandado una cuantiosa colaboración especializada y más auxiliares anónimos. Si no creemos poder enumerarlas, a todas, varias personalidades deben mencionarse.

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Por supuesto, encabeza esta hazaña la Fundación Tovar, con María Castillo y Daniela Tovar, acompañadas por Héctor José Risek y Yuri Ruiz, sin olvidar al Voluntariado del MAM con Maribel Bellapart e Isaac Rudman. También ha jugado un papel esencial de curaduría y museografía, Orlando Isaac, cada vez más confirmado en estas responsabilidades, y el premiado arquitecto e instalador Raúl Morilla.

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Ahora bien, queremos destacar el trabajo –extenso e intenso- de investigación de Lilian Carrasco, que, durante meses, ha estudiado la evolución y la idiosincrasia del artista Iván Tovar: esta joven crítica e historiadora de arte se ha lucido.

Son tantos los aportes que muchos se nos quedan “en el tintero”, pero están disponibles para el público en un panel especial, que no olvida a los bienvenidos patrocinadores.

Por cierto, “Tovar retrospectivo” – título oficial”- está bien documentado, así el desarrollo biográfico y profesional de Iván Tovar que encabeza la exposición, y particularmente el primer período creativo, cuando comprobamos su rápida iniciación, ya pintor reconocido en París al cabo de diez años… Muy bien e igualmente, la reproducción de su famoso gran poema, autobiográfico y adrede delirante.

Nos gustó mucho que se incluyeran reflexiones del propio Iván, tan sincero, humorístico y profundo. Muy atinadamente, la exposición no está cargada de textos a veces narcisistas, si no justo lo esencial para ponernos a pensar en un recorrido cronológico.

Una retrospectiva muy generosa

Han reunido más de 200 obras, entre litografías, dibujos (más trabajados que los bocetos expuestos en Casas Reales), pinturas (la mayoría) y esculturas (lúdicas, casi todas, dentro de la “nueva escultura” y un reciclaje genial). La obra de Iván Tovar desataba la pasión entre los coleccionistas, siendo algunos “tovarianos” adictos.

Por la abundancia de piezas (y han descartado varias), por el inconfundible surrealismo -totalmente personal- de un genio, aquí cabe el encomio, la escenografía debía ser sobria, y asimismo lo ha sido, dando la absoluta prioridad a cuadros y “objetos escultóricos”, evitando efectos decorativos paralelos.
Tenemos que agregar que esta tercera planta del MAM demanda mucho ingenio, y que carece de espacios que facilitarían la repartición de las obras, lo que no sucede en museos extranjeros que pueden sectorizar el montaje. Aquí, ha sido una labor titánica.

Una exposición de esa magnitud podría o debería permanecer más tiempo… hasta que la Bienal lo permita. Esta retrospectiva de Iván Tovar tendrá mucho(s) público(s), siendo el único artista héroe de una presentación inmersiva, que, lo recordamos, ha fascinado, como nunca había sucedido antes, a incontables visitantes de todas las generaciones.