Hace ya varios años que dimos a conocer a través de este mismo espacio de comunicación la idea de un sueldo no. 14 a ser devengado en agosto de cada año por todos los empleados de la administración pública y de las instituciones autónomas. Al hacerlo, pensábamos que de lograrlo más padres de familias podrían enviar sus hijos a la escuela sin mayores contratiempos a partir de la fecha de apertura del nuevo año escolar. Esa idea nuestra no prosperó a pesar de haber sido muy bien acogida por algunas que otras autoridades del Ministerio de Educación. Ahora volvemos a reiterarla. El autor de este artículo no es un experto en materia económica ni en cuestiones relativas al gasto público, por lo que no puede asegurarles a sus amigos lectores si en estos momentos elgobierno dominicano dispone de recursos suficientes como para favorecer a los servidores públicos con una erogación de 14 sueldos anuales. No obstante, abrigamos la esperanza de que esta demanda nuestra, que hoy parece un sueño, pronto sea una realidad.
El Consejo Nacional de Ministros, presidido por el presidente de la República, licenciado Danilo Medina Sánchez, aprobó un presupuesto de gasto para el año 2019 ascendente a la suma de 921 mil 810 millones de pesos. De su parte, las autoridades de la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo presentaron a la consideración del Poder Ejecutivo un proyecto de presupuesto ascendente a 11mil 886 millones de pesos, cerca de 4 mil millones de pesos más que el presupuesto de este año; pero, mucho menos del consignado en la ley 5778 de Autonomía Universitaria y en la 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Tal vez fue eso lo que motivó a la Rectora de la UASD, doctora Emma Polanco, a declarar que “pese a ese posible aumento en su presupuesto, la Universidad estatal continuará operando con ciertos niveles de precariedad durante el año 2019”
Una Universidad como la UASD, con una población de más de 200 mil estudiantes, distribuidos en un campus central de la ciudad de Santo Domingo y en 20 extensiones regionales, no puede ser sostenida con un presupuesto tan bajo como los propuestos. Y ahora menos, cuando nuestra Alta Casa de Estudios debe emprender grandes esfuerzos de tecnificación, y de asumir la responsabilidad de profesionalizar a una porción creciente de la población dominicana.
El mundo en que nos ha tocado vivir exige de nuestra Alma Máter un enorme esfuerzo de auto transformación para ocuparse de manera intensiva de la preparación, reeducación y formación continua de los recursos humanos requeridos por los procesos de restructuración económica que surjan en nuestro entorno.
Imagínese, amigo lector, el desafío que representa para la Universidad Primada de América el tener que responder a los requerimientos de un patrón tecnológico profundamente distinto del que nos trajo hasta el nivel de industrialización que hoy tenemos, y en un contexto donde el atraso industrial, el alto nivel de desempleo, los problemas financieros y monetarios y la falta de una infraestructura técnica científica básica responden a razones diversas. Las recién electas autoridades de la UASD deben de estar dispuestas a enfrentar (creemos que lo están) a una cadena de innovaciones y cambios tecnológicos que se vuelven obsoletos con una gran facilidad. Pero, no podrán lograrlo si no es al amparo de las leyes que aquí rigen la inversión del Estado en educación superior en el grado consignado en el acápite 3 del artículo 63 de la Constitución de la República.