Aplaca descontentos

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FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La extraordinaria responsabilidad de las autoridades monetarias y del Banco Central en el manejo de la economía en los pasados dos años sobresale como el mayor logro del gobierno peledeísta al llegar a la mitad de su período, donde los esfuerzos para insertarnos en la sociedad virtual y globalizada, chocan con la lenta respuesta del sector educativo para formar las mentes que se necesitan para ese desafío.

Los esfuerzos, que se iniciaron en agosto del 2004 para frenar el colapso de las reservas en divisas en el Banco Central, el galopante crecimiento de la inflación y una tasa de cambio disparada a niveles increíbles y pagando exorbitantes intereses para los certificados de depósitos a plazo fijo en la principal institución financiera, enfrentaban un cuadro poco halagüeño para las autoridades que se estrenaban en ese mes. Esas nuevas autoridades debían a toda costa frenar ese derrotero e introducir los cambios para reorientar la economía, en que un endeudamiento externo irresponsable y corrupto en los primeros cuatro años del siglo XXI, había empujado al país a convertirse en un estado fallido y rondando la frontera de un estado delincuente.

Los notables resultados alcanzados que han llevado al país a experimentar índices de crecimiento superiores del 11%, de tener reservas cercanas a los $2 mil millones de dólares y una inflación controlada de un dígito, una tasa de cambio estabilizada en la frontera del 33 por 1, habla a las claras del tesón, capacidad y responsabilidad con la que las autoridades económicas desafiaron todos los vaticinios para enderezar la maltrecha economía. Esos resultados han sido los aplacadores de un probable malestar social que se hubiese presentado por las presiones fiscales del Estado, del auge de la violencia, apagones sin señales de disminuir y combustibles elevándose cada semana de manera antojadiza.

La industria de la construcción ha experimentado un notable repunte en los pasados meses, donde el mayor empuje ha sido en el incremento de la construcción del Metro y de otras obras con financiamiento internacional como la presa de Pinalito y el acueducto de Monte Grande, lo cual ha estimulado una mayor demanda de mano de obra donde los haitianos se llevan una buena parte, y ahora se cuenta con la inserción de obreros sudamericanos especializados en la albañilería que es lo atractivo para muchos arquitectos por la calidad de sus trabajos.

La economía se ha dinamizado con las construcciones, el resultado es que se han elevado los precios del cemento, de las varillas de construcción, de los agregados en más de un 50% a como eran a principios de año. Mientras, los precios de la pintura, efectos eléctricos y sanitarios permanecen estables en sus ofertas al sector privado, que ha incrementado la construcción de nuevo de las torres y urbanizaciones, ofertándose a buenos precios.

Todos los organismos internacionales que inciden en el comportamiento económico mundial, desde el FMI hasta el BID, están gratamente sorprendidos con lo logrado por los dominicanos que en tan solo dos años rescataron la economía y han llevado al país a tener índices de crecimiento de dos dígitos, cosa que sólo se ve en China o la India; y en momentos que los precios de petróleo amenazan la estabilidad social del hemisferio.

No hay que dudar que la experiencia del milagro dominicano serán un paradigma a estudiarse e imitarse. Por igual, de como se ha ido manejando el grave problema cuasi fiscal, fruto de las irresponsabilidades de autoridades públicas y privadas, que quisieron hacer de las bóvedas de los bancos para su disfrute particular, o salvar a sus amigos del derrumbe de importantes instituciones bancarias; el dinero de los clientes sirvió para el despilfarro de personas que se exhibían sin ningún sonrojo en aviones, carros, yates, residencias y viajes que competían con lo más granado de la aristocracia europea, aparte de comprar el silencio o el lambonismo de los medios de comunicación.

Al pasar balance de los dos años del gobierno del doctor Leonel Fernández se destaca la confianza que él depositó en sus protagonistas económicos. Los resultados están a la vista de todos, y al tiempo que se inicia el combate con más firmeza ese enorme déficit cuasi fiscal se deberán consolidar las acciones sociales de atacar eficazmente la pobreza que le ha llegado su turno ya que primero era necesario enderezar y estabilizar la economía después de lo maltratada que había quedado por los desaciertos de la administración perredeísta que así cumplía su tradición de ser muy malos como gobierno contrario a lo que son en la oposición.

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