POR SARA ROMERO ESTELLA
De la agencia EFE
Madrid (EFE).- Ni las apuestas más optimistas acertaron el resultado final en los momentos previos al partido que la selección española disputó ante Ucrania en la que era su primera actuación en el Mundial de Alemania, y, sin embargo, noventa minutos después, la marea roja congregada en la madrileña Plaza de Colón gritaba «`Sí, sí, sí, nos vamos a Berlín!». 

«Nunca había visto debutar de esta forma a España en ningún campeonato», explicaba uno de los mil aficionados que acudieron a presenciar el debut de la selección española en la pantalla gigante instalada bajo la estatua de Colón.

Esta tarde «los jugones» de Luis Aragonés conquistaron a sus seguidores, que pese a los 25 grados de temperatura y al hecho de tener que presenciar el encuentro de pie, resistieron sin dejar de corear «olés» para cada pase, para estallar de júbilo tras los goles de Xabi Alonso y de Villa, en los primeros minutos de la primera mitad.

Ejecutivos que interrumpieron su trabajo, jubilados y sobre todo jóvenes y adolescentes hicieron de sus gritos una sola voz que entonó de forma incansable el «`A por ellos, oé!», improvisado himno de la selección española para esta Copa del Mundo.

Pero fue en la segunda parte cuando los ánimos vibraron de forma más enloquecida con la entrada en el terreno de juego de Raúl. El cerca del millar de personas citadas en el centro de la capital ovacionaron al siete madridista con un sonoro aplauso, al mismo tiempo que coreaban su nombre repetidamente. El público pedía más goles y Villa les regaló el tercero de penalti, a lo que la gente respondió con un «`Illa, illa, illa, Villa maravilla!», en señal de agradecimiento al máximo anotador español de la Liga.

Pero en toda fiesta la sorpresa se guarda para el final, y Fernando Torres supo culminar una espectacular arrancada de Puyol, para éxtasis de la afición. «Este niño es grande y ya era hora de que lo demostrara. Esto sí que es fútbol. Un colchonero como yo no está acostumbrado a este espectáculo», aseguró un aficionado del Atlético y de España, enfundado en una camiseta rojiblanca.

«Esta España sí ilusiona, estoy muy sorprendida» reconocía otra seguidora de la «roja», que con la bandera de España pintada en la cara y un improvisado gorro de papel aguantaba estoicamente los empujones de la muchedumbre que celebraba la victoria. «Tal y como hemos jugado hoy y comparando la actuación de Brasil de ayer, podemos ganar a los favoritos en cuartos», añadió.

Tras el pitido final, la plaza volvió a vibrar y cientos de gorros y de cervezas volaron por los aires, un reducto de aficionados decidió aliviar el calor en las fuentes de Colón, mientras España recuperaba la actividad y guardaba la recaudación de las porras para el próximo partido.