Apleno pulmón
Un huevo petrificado

Apleno pulmón<BR>Un huevo petrificado

 El gobierno de Canadá ha designado un mediador en las diferencias de la empresa Barrick Gold con el Estado dominicano.  Este representante del Canadá se llama Derek Hudson Burney, un antiguo embajador de su país en los EUA y actor importante en las negociaciones que condujeron al Acuerdo de Libre Comercio en 1988.  Se trata, pues, de un diplomático experimentado, quien cumplirá “una misión oficial”.  El gobierno dominicano, a su vez, “aceptó la propuesta” de los canadienses de “entrar en un proceso de mediación en el conflicto por los términos del contrato bajo el cual Barrick Gold opera  la mina de oro y plata  de Pueblo Viejo, en Cotuí”.

 Es el tercer paso de un forcejeo que comenzó el pasado 27 de febrero, con el discurso del Presidente Medina, continuó con la revisión de un embarque de doré documentado irregularmente y, ahora, culmina con un acto diplomático del país de donde procede la compañía minera.  Las primeras reacciones de los funcionarios de la Barrick y las declaraciones del embajador de los EUA, hicieron pensar que el Presidente había iniciado “el pleito clásico del huevo y la piedra”.  Sin embargo, estoy convencido de que el gobierno tendrá el éxito más completo en sus reclamaciones.

 En primer lugar, la mina de Pueblo Viejo es un rico yacimiento y en la RD existen otros lugares donde hay oro.  La Barrick trabaja sobre un terreno sumamente productivo; se ha dicho que la empresa ha tenido reveses financieros en otros países donde realiza explotaciones de minerales.  La concesión dominicana es un camino de recuperación que debería ser defendido, no abandonado.  Un prolongado problema con el gobierno y nuestras aduanas podría afectar sus cotizaciones en las bolsas de valores.  ¿Por qué el país de origen que aparece en los documentos de exportación es los EUA? ¿Se trata de algún asunto impositivo?

 Por el camino que van las cosas podría arribarse incluso a un arbitraje internacional “que nos exonere de toda arbitrariedad”. El Presidente conseguiría así más recursos económicos; la sociedad se sentiría defendida por sus dirigentes; la empresa minera continuaría sus trabajos.  Finalmente, los huevos quedarían endurecidos y las piedras ablandadas. Para beneficio de los dominicanos y crédito del Presidente atrevido.

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