Aporte contra la crisis  alimentaría

Aporte contra la crisis  alimentaría

El proyecto de agenda nacional ha ido engrosando con  aportes de mucho mérito,  en su mayoría enfocados hacia una crisis que se agudiza cada día más. Las alzas de precios y escasez en los alimentos, resultantes de una crisis global, obliga a los estados a poner en lista de prioridad el incremento de la producción y la productividad en el sector agropecuario, a la par con estrategias que hagan asequibles los créditos y posibiliten  una reducción razonable de los costos. De ahí que la propuesta hecha al Gobierno por la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) llega en el momento oportuno y se perfila como un buen punto de partida para planificar una respuesta viable a la crisis alimentaría en ciernes.

Se trata de una propuesta que enfoca aspectos medulares de la producción y los factores que intervienen en sus costos actuales. Es razonable que el país se aboque a una revisión de cargas fiscales que en la actualidad se aplican al  gasoil, fertilizantes y pesticidas, medicamentos veterinarios y otros insumos. De alguna manera hay que hacer que fluya con menos trabas el crédito para la agropecuaria. De alguna manera hay que recuperar la producción de rubros como el maíz y el sorgo y fomentar otros que mejoren nuestra capacidad alimentaría. La JAD, pues, ha puesto en manos del Gobierno un aporte importante en la dirección que motiva este comentario. Ahora le toca al Gobierno evaluar y decidir.

Crecimiento y desarrollo

Si el crecimiento  se determinara el estado de salud de una economía, entonces la nuestra podría definirse como saludable. Lamentablemente, el crecimiento es solo una variable del estado de la economía. Lo deseable es que el grado de crecimiento induzca niveles proporcionales de desarrollo en todos los órdenes, que influyan positivamente en el progreso de los actores económicos y las condiciones de vida de la gente.

Como lo plantea el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), el país necesita revisar su modelo de desarrollo. No es posible que los sectores generadores de empleo sean los de menos crecimiento. No es posible que el crecimiento económico que regularmente hemos tenido y que ha sido tomado como ejemplo regional, carezca de influencia determinante en el desarrollo integral de la nación. Si no influye como precursor de desarrollo, el crecimiento económico es insano y hay que revisarlo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas