Aporte de judíos españoles
en viajes de Cristóbal Colón

Aporte de judíos españoles<BR>en viajes de Cristóbal Colón

POR JEAN GHASMANN BISSAINTHE
La mayoría de los investigadores admiten que el proyecto del descubrimiento de América por los europeos no hubiera sido posible sin los esfuerzos y los aportes financieros de los judíos.

 Luis de Santangel fue quien inició una serie de gestiones en la Corte a favor de Colón para doblegar la oposición de hombres como el fray Hernando de Talavera.

Santangel se comprometió a buscar fondos para la realización del proyecto de Colón porque él tenía fe en el hallazgo de la Tierra Prometida para acoger a todos los judíos europeos en peligro de extinción, lo que explica que en el segundo viaje de Colón, los 17 barcos estaban repletos de judeoconversos.

Fue la familia Santangel, una de las más ricas e influyentes de Aragón, igual que los judíos de Catalayud, Daroca, Fraga y Barbastro quienes lucharon a favor de Colón.

Los investigadores admiten  que de Catalayud y de Aragón procedían las más prósperas comunidades hebraicas en los siglos XV y XVI. Aragón fue fundada por el señor Azarias Ginillo cuya mujer se obstinó en abandonar la fe judaica.

 Todas esas realidades vividas en aquella época nos revelan que el proyecto de Colón no era una aventura descabellada. Nacido de familia judía por el lado maternal y convertido al cristianismo, el fray Bartolomé de Las Casas retrata la vida del Almirante. Cuenta que Colón solía ir a misa en un convento conocido por el “de los Santos” (Convento da Santos) en Portugal, antes de huir hacia España. El Convento pertenecía a las monjas de la Orden Militar de Santiago de Espada, cuyo Gran Maestro era el Rey de Portugal Don Joao II.

Los conflictos de intereses surgidos entre Colón y sus compañeros conllevan a la desgracia del Gran Navegador quién fue posteriormente acusado de ser un judeoconverso escondido bajo el manto del cristianismo. El Almirante tuvo que defenderse de las acusaciones ante los Reyes Católicos en mayo de 1499, sustentando que eran  sus detractores que querían perjudicarle en su empresa.

   El historiador Esteban Deive refuta nuestra afirmación sobre Colón cuando afirmábamos que él fue quién dio el calificativo de taínos a los indígenas en la Española. Volvemos a repetir  que el Almirante les bautizó con ese gentilicio por la impresión que tuvo de los aborígenes desde su primer viaje. El había informado en una carta dirigida  a los Reyes Católicos sobre la belleza y la atracción del la tierra descubierta es decir la Española, y que trataba, según sus propias sus palabras: ‘’Ellas son su Majestad las tierras más bellas que ojos humanos hayan vistos’’. Pero en esa misma misiva así como en su diario hablaba de la hospitalidad  y de  la generosidad de los aborígenes, lo que permite que él haya dejado 39 miembros de la tripulación en la fortaleza de la Natividad al regresar a España.

 En el lenguaje indígena, el vocablo taíno significa ‘’hombre bueno’’ o ‘’gente buena’’ y se podría entender que la primera impresión de Colón cuando tocó tierra y después de entrar en contacto con los nativos, era aprender el vocablo taíno.

 El hecho de mencionar en una de sus correspondencias  a los nativos en la Española como gente maravillosa y buena, entendemos que ese calificativo mantiene hasta hoy la misma esencia en todos los idiomas. De ahí, nos dimos cuenta de que el análisis de doctor Esteban Deive sobre el uso de ese vocablo por los europeos contiene un error semàntico.

Evidentemente como él sustenta, el doctor Diego Chanca Alvarez participó en el segundo viaje, el cual escribió varias cartas sobre la travesía, alabando la dextreza marítima de Colón.

También, redactó una misiva del mismo tenor dirigida al cabildo de la ciudad de Sevilla en la cual narra que en Trinidad, algunos miembros de la tripulación bajaron para conversar con los nativos del lugar a quienes les decían: taínos, taínos. Vale la pena preguntar de dónde esos hombres habían aprendido dichas palabras y como sabían que esos nativos eran gente buena y en qué idioma se comunicaron. Son algunas de las preguntas que deberíamos pedir a Esteban Deive que conteste para nuestros lectores.

   Por otra parte, debemos aclarar que nunca hemos sustentado explícitamente que los aborígenes eran descendientes de las diez tribus perdidas de Israel. Nuestra investigación nos lleva a creer en esa posibilidad, basándonos en trabajos que fueron realizados en siglos anteriores por expertos en arqueología, geología, historia y antropología.

Creemos que si en verdad ellos no fueran judíos, por lo menos estuvieron bajo esa influencia  por las correspondencias lingüísticas, la verosimilitud de sus prácticas sociales que aducen las antiguas tradiciones hebreas tales como el canibalismo, el uso de animales en sacrificios, el uso de las mujeres de collares excesivos, las prácticas de la poligamia, la unión de las viudas con los hermanos de sus esposos difuntos, los rituales religiosos, etc.

El prestigioso investigador Vásquez de Espinosa quiso sacarnos de cualquier duda al afirmar categóricamente que los ritos religiosos de los indios revelaban su oriundez judía mientras que Esteba Deive lo niega rotundamente en sus artículos.Tal vez, la capacidad de los taínos de entender el hebreo que hemos reportado en nuestra obra, basándonos en las ideas de Colón en el siglo XV, de las investigaciones geológicas y arqueólogicas del vizconde Onffrey de Thoron, del inglés Robert Schomburgk y de William Gabb en el siglo XIX o de Narcizo Alberti Bosch a principio del siglo XX, fue aprendida por los fenicios y cananeos que visitaban o que habitaban la Española.

Esteban Deive opina y repito: ‘’Supongamos que los taínos descendieran de las diez tribus perdidas de Israel. De imaginar en la conmoción que habría podido producido tal hecho. Todos los españoles hidalgos o no, se hubieran sentido mancillados por haber violado las normas religiosas que les prohibían tener relaciones carnales con los judíos’’. Nos preguntamos: ¿por qué Nicolás de Ovando había obligado a 300 españoles que vivían en concubinato con las indias a casarse con ellas o abandonarlas después que pusieron sus intereses económicos por encima del honor étnico?

¿Acaso los nuevos habitantes de la Española eran todos españoles de pura sepa? Bartolomé de las Casas recuerda las disposiciones preventivas de los Reyes Católicos quienes prohibieron judíos, moros y reconciliados trasladarse en América.

Si existiese ese orgullo étnico, ¿cuales serían las causas que motivaron a Cristóbal Colón, Bartolomé de Las Casas y  Gil Gonzalez Dávila de promover la inmigración de campesinos de España para unirse con las Indias?

Colón, Dàvila y Las Casas reforzaron su creencia de que los taínos tenían algo en común con los judeoconversos. Parece que el dilema de la unión matrimonial entre Indias y  campesinos de España iba a ser resuelto en la Española en la propia cara de los españoles auténticos o hidalgos.

Cuando Las Casas comenta  al cardenal  Cisneros sobre los abusos cometidos a los indios por gente inhumana que cubrían de ultraje la honra de Dios, no sabemos si hablaba de españoles o de judeoconversos. Todo indica que en la Española se desarrolló una política racial y de clase social muy temprano, una doble moral que supera la imaginación de cualquier hombre común y verificable en la carta dirigida por Las Casas al cardenal Cisneros en 1516,  regente de  España. Parece que el intelectual español no se acuerda que tanto Cristóbal Colón como  el contador Gil Dávila González y el fray Bartolomé de las Casas estuvieron obsesionados en promover la inmigración de campesinos de España para unirse a los taínos y así promover la mezcla racial y formar la mejor República de gente pacífica y cristiana.

 Esa carta de las Casas desmiente el argumento del historiador Esteban Deive de que los españoles no podrían unirse maritalmente con las indígenas si supieran que eran judíos. Habría que preguntar con qué finalidad beneficiaría a España ese nuevo modelo de colonización.

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