APORTE

La lectura: soporte del desarrollo integral

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Cuando se habla de la importancia  de la lectura,  se apela por igual a la necesidad de que esta actividad se fomente, y cuente con el suministro, herramientas,  y condiciones necesarias  para su implementación.

Todo esto con el propósito de que se alcance la mayor cobertura, pues la lectura como cualquier otra actividad humana precisa de incentivos permanentes, para que así se abran con equidad las puertas que conducen al  conocimiento,  información, habilidades y destrezas, dando paso a  una cosmovisión que ilumina y enriquece  el referente cultural, pues con la lectura  se iluminan y abonan horizontes nuevos.

Hay que hacer que el incentivo por la lectura  proyecte esta actividad  como un pasatiempo, como un deleite en el conjunto de todos los placeres. Por otra parte, el libro  nos pone en contacto con mundos aparentemente imposibles, más  cuando de una ficción se trata,  eso  ayuda a  ver la vida más allá de la realidad presencial, permitiendo   visualizar otros mundos u otras formas de ver la vida.

Al libro se le ha percibido como una mercancía de lujo para intelectuales,  También existen  personas profesionales  que quieren estar actualizadas dentro de sus  áreas de dominio. Falta que la importancia de la lectura  se  proyecte. El incentivo hacia este quehacer ha de visualizarse en el marco de una política del Estado que vaya más allá de la juventud, niñez  y estudiantado, afectando a  sectores populares, obreros, técnicos, salonistas, choferes, amas de casa etc, que son personas representativas de amplias mayorías nacionales, y que por igual merecen y necesitan estímulos y facilidades para aprender a gustar de la lectura

Esa tradición de poco hábito de lectura, no ha sido opcional, sus  raíces están en las épocas en que no había suficientes  oportunidades  para estudiar y progresar social y culturalmente, y por eso, durante  un buen tiempo se llegó a fortalecer un mito según el cual las personas que mucho leían  se les secaba el cerebro, se volvían locas. El arraigo de este mito, estaba en lugares de alta marginación social, y donde escasas personas iban a la escuela, quienes venían siempre con sus libros y cuadernos bajo el brazo, desentonaban con el entorno. Afortunadamente este dicho ha ido perdiendo mucha  fuerza.

En Dominicana, el plan de desarrollo para la lectura debe ir acompañado de o paralelo a una campaña de alfabetización  y combate a la deserción escolar, pues una persona analfabeta no puede, o tiene muchas dificultades para acercarse a una  fuente del saber como lo es el libro. Se puede leer mientras se alfabetizan,  presentando  y comentando buenas lecturas que sirven  de estimulo a quienes están en ese proceso.

Se precisa de una  política de libros baratos, implementada  como una estrategia  de acercamiento y facilidad, pues el poder adquisitivo y alto costo de la canasta familiar, sustentan  la áspera lucha por la subsistencia, por lo que el libro pasa a un plano inferior  en la escala de necesidades, por eso, hay que dar mayores facilidades. Hay experiencias cercanas de países amigos como es el caso de Cuba. Personas que han ido a allá, cuentan  que de regreso, han traído  un cargamento de libros, inclusos de colecciones, y  por un precio tan insignificante que cuesta creerlo. Hay aquí una política sobre la importancia del libro y la lectura. En Dominicana se están dando algunos pasos importantes, pero hay que avanzar mucho más.

Desde la política cultural se necesitan acciones de mayor contundencia de suerte que a la población no le quede dudas de que hay un plan de una amplitud tal  que le convoca a leer. Cuando  en ocasiones en que se ha puesto en circulación un libro, hay personas que  van con la intención de comprarlo, pero el precio de dicha mercancía, anula la intención  de comprar.

Para la enseñanza  de la gramática   en todas sus partes, no hay mejor auxiliar que las buenas lecturas, pues como  bien dice Bartolo García Molina en la página 297 de la “Antología Para Promover la Lectura”, (una compilación de  Gladys Almonte)  “ De manera  adicional, quien lee con algún grado de observación  fijará  en su archivo mental  la forma en que se escriben las palabras  que conforman el texto. La lectura puede incidir más en la ortografía que todas las reglas ortográficas.

Por la conciencia  de que la lectura nos hace falta, y que en el país hay deficiencias que arrastramos pero que hay que afrontar con la mayor fuerza para llegar de mil maneras  hasta donde nunca hemos llegado:

Poblando el país de clubes de lectura en los sectores medios y populares.

Armando la biblioteca personal de la maestra y del maestro dándole las facilidades que sus condiciones económicas no se lo permiten.

Incentivando  al sector magisterial (independientemente  del área de enseñanza que imparten) a través de concursos de investigaciones  literarias, o de temas sociales,  esto va a influir en la labor docente, pues tener motivación interna,  es importante  para motivar externamente.

Enviando obras literarias clásicas y contemporáneas a los centros educativos

Incentivando de distintas maneras los concursos de lectura y composición en todos los centros educativos.

Concurso de lectura y de composición  en las organizaciones de la sociedad civil, iglesias, sectores populares, y a todos aquellos  a los cuales no se les involucra en planes de lectura.

Que la lógica del mercado imperante en el sector que  comercializa con el libro halle un punto de avenencia con las políticas del Estado hacia el libro y la lectura de suerte que  la ciudadanía pueda tener reales  ofertas  para la adquisición de  libros.

Sembrada ya la motivación facilitado el  hábito hacia  la lectura, se buscar el espacio  y  tiempo para devorar esas páginas apetecibles. Es así cuando   podemos decir con Marcela Serrano “ con los libros tú nunca estás sola”. ¡Leamos,  pues.!

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